Objetivo del día
¡Predicar el mensaje con toda la autoridad natural del texto bíblico!
Meta a alcanzar
Llegar al púlpito enteramente preparado y relajado, pero con la intensidad que le corresponde a alguien que trae un mensaje de Dios y quiere ver a las personas tocadas por ese mensaje.
En mi experiencia, este es el momento en que puede producirse un importante autoengaño. Después de tanto esfuerzo, ya tengo un manuscrito completo y puede parecer que el trabajo está hecho. “Ahora voy a descansar un rato. Total, ya estoy listo.”
El problema es que no estoy listo. Porque se trata de predicar, no de enviar el manuscrito a una editorial. Si dejo el esfuerzo aquí, puede que tenga un contenido maravilloso, pero la presentación puede resultar decepcionante. La gente podría irse a casa con una valoración similar a la que tuve una vez al oír una conferencia dada por un autor de fama mundial, “¡Ese es mejor en papel!”
En este sentido, la predicación realmente encierra dos tareas. La tarea de un autor, y la tarea de un artista. Hay que componer la obra; luego hay que interpretar la obra.
Afortunadamente, en lo que queda por hacer no empezamos de cero. Ya llevamos tiempo en contacto con nuestro material. Ahora toca adecuar todo aquello y adecuarnos a nosotros mismos para el evento expositivo. Hace falta prepararnos para el momento de la predicación. En mi experiencia, esto puede incluir algunos elementos como imprimir el manuscrito o bosquejo, repasarlo o ensayarlo, y orar tanto sobre el contenido de la predicación como por la gente que la irá a oír.
Obviamente esto requiere cierto tiempo. Uno probablemente no debe ponerse a ello a las altas horas del sábado por la noche. Además, mi experiencia es que cuanto peor llego a esta etapa, más nervioso estoy y más me cuesta dormir. Se hace evidente la necesidad vital de estar verdaderamente listo con tiempo. Nada dará una muerte tan rápida a nuestras ganas de llevar un ministerio de predicación como sufrir el estrés de colocarse regularmente detrás del púlpito sin estar completamente preparado.
Dicho eso, según tus circunstancias personales y cómo te haya ido la preparación, puede que adelantes algo de este trabajo el sábado. Sin embargo, si el tiempo lo permite el domingo por la mañana, puede que sea buen momento para hacer estas últimas labores estando ya descansado. Además, puede resultar una buena oportunidad para ir «calentando motores» y así ir a la iglesia con el contenido y el cometido bien presente en tu mente y corazón.
Tareas a realizar para profundizar en el contenido
Evidentemente algunas de estas tareas se pueden hacer antes, pero las he puesto para el domingo. A mí me suele funcionar bien así, y como mínimo nos distribuye las tareas de una manera equilibrada.
- Tarea 1. Alistar el bosquejo o manuscrito que llevarás al púlpito.
- Tarea 2. Ensayar para conseguir fluidez y naturalidad.
- Tarea 3. Orar el manuscrito.
Finalmente, como de costumbre, añadiré un breve artículo de repaso y control junto con algunas ideas adicionales que pueden ser de utilidad, sobre todo en lo referente a materiales audiovisuales.
Descarga: 7. Guía Rápida: Domingo – Sermón