Lunes – Contexto: Introducción
Objetivo del día
Situar el pasaje en su contexto histórico y literario.
Meta (punto kilométrico 1)
Tener unos párrafos escritos que te ayuden a explicar la aportación que la perícopa hace al argumento del libro, junto con su relación con las porciones que la preceden y la siguen en el texto.
Habiendo realizado una buena preparación previa, nos encontramos en una situación excelente para trabajar con una perícopa determinada. Lo que nos toca ahora es asegurarnos de que, en nuestras cabezas, el texto a predicar se encuentre en las mismas coordinadas lógicas en que lo dejó el autor bíblico cuando terminó de redactar su escrito.
Bajo inspiración divina, el autor bíblico escribió el texto a predicar para cumplir una función determinada en el transcurso de su escrito. Por lo tanto, el pasaje que predicaremos este domingo se encuentra en el libro por una razón determinada –una razón que contribuye al mensaje completo. Nuestra labor, como exegetas, es asegurarnos de que entendemos «perfectamente» esa razón determinada. De hecho, mal predicaremos el texto si no sabemos bien por qué este pasaje particular se encuentra en el libro y por qué se encuentra a esta altura del libro.
La fidelidad es una cuestión de contexto. Y es así en todos los niveles. La fidelidad a nivel de palabras es cuestión de la frase en la que se encuentra. La fidelidad a nivel de la frase es cuestión de la oración en la que se encuentra. La fidelidad a nivel de la oración es entender el párrafo en el que se encuentra. Y la fidelidad a nivel del párrafo es entender el mensaje de la sección y del libro.
Es una dinámica un tanto curiosa porque siempre debe haber una especie de diálogo constante entre nuestro entendimiento de las partes más pequeñas y nuestro entendimiento de las partes más grandes de un texto. De ahí que incluso se puede discutir por dónde comenzar mejor este proceso, si por las palabras individuales o por párrafos que exigen ciertas palabras para poder desarrollar su argumento.
Y esta última afirmación es sumamente importante, y creo que decanta nuestra labor en una dirección particular. Las palabras individuales no tienen un valor absoluto independiente. Cuando uno habla o escribe, escoge una palabra precisamente porque la requiere la frase, la oración y el párrafo. En el fondo, lo que uno quiere transmitir es una idea. Un pensamiento. Por consiguiente, la palabra es el siervo de la idea.
Desafortunadamente, las palabras individuales aisladas a menudo se han sobre-enfatizado en ciertos tipos de estudio bíblico, como si tuvieran una vida propia independiente del contexto en el que aparecen. Las palabras siempre vienen limitadas por su contexto. Este es el motivo por el que comenzamos con las unidades mayores de pensamiento: comenzando con el libro, pasando al pasaje, a su estructura, a las palabras.
Dicho eso, los sentidos de las palabras no son infinitamente plásticos. Palabras particulares se escogen para transmitir sentidos particulares. Pero esas elecciones y esos sentidos siempre están al servicio del mensaje.
Piensa en tu propia comunicación. Generalmente hay una progresión natural.
Imagina que tienes que escribir un email importante sobre algún asunto que pesa sobre tu mente. Ya sabes el tema y quizás también sabes algunas cosas que quieres decir sobre ese tema. Lo más probable es que el tema vaya como título del email y cada cosa que quieres decir figurará como un párrafo. Comenzarás redactando cada párrafo, luego matizarás las oraciones, posiblemente cambiando su orden, y finalmente, escogiendo las palabras específicas que mejor reflejen los matices que apoyan tu argumento.
Este proceso –aún bajo inspiración divina– sería en gran medida similar para un autor bíblico. De ahí, que nuestro acercamiento a la comprensión de un pasaje debe seguir, en cierta medida, esta secuencia. Ellos trabajaban con lenguaje humano ordinario de la misma manera que nosotros trabajamos con lenguaje humano ordinario.
Tareas a realizar el lunes
Para este «día» de trabajo daré prioridad al contexto.
Tengo dos razones principales para recomendar un acercamiento contextual como el primero en nuestra labor
- Primero, nos ofrece una visión de conjunto. Valiéndonos de una reciente –aunque ya sobradamente usada metáfora– haremos como cuando usamos Google Earth. Empezamos en lo alto y así podemos ver todo de una manera completa. Luego, al ir acercándonos cada vez más al punto del planeta que nos interesa, lo hacemos sabiendo perfectamente dónde nos encontramos. Llegamos a nuestro destino de una forma contextual.
- Segundo, nos protege de centrarnos prematuramente en los «micro-detalles», priorizando las palabras individuales, especialmente si esto fuera a implicar estudios de palabras en los idiomas originales. El momento para eso llegará, pero solo después de haber conseguido un buen manejo del conjunto.
Para el lunes recomiendo las siguientes cuatro tareas.
Bueno, también recomiendo una «Tarea 0» que no es otra cosa que continuar con la lectura panorámica del libro entero. Aunque pueda parecer muy repetitivo, estoy plenamente convencido de que hay pocas cosas que nos ayudarán mejor a tener siempre el mensaje completo delante que seguir empapándonos del mensaje completo.
- Tarea 0. Continuar con la lectura panorámica del libro.
- Tarea 1. Describir el contexto inmediato.
- Tarea 2. Leer la porción repetidas veces, anotando observaciones.
- Tarea 3. Determinar la aportación de la porción al contexto inmediato y al argumento global del libro.
- Tarea 4. Investigar cuestiones contextuales importantes.
- Finalmente, un breve artículo de repaso y control junto con algunas ideas adicionales para los valientes.
Descarga: Guía Rápida: Lunes – Contexto