Un estudiante que no quiera perder su tiempo debe leer y releer mucho a algún buen escritor hasta que el autor se convierta, por así decirlo, en su propia carne y sangre. Porque una gran variedad de lecturas confunde y no enseña. Hace que el estudiante sea como un hombre que vive en todas partes, y por consiguiente en ningún lugar en concreto. Al igual que no disfrutamos diariamente de todos nuestros amigos sino de unos pocos escogidos, así deberíamos hacer con nuestros estudios.
El número de libros de teología debería…reducirse, y debería hacerse una selección de los mejores; porque muchos libros no hacen que los hombres sean doctos, ni leer demasiado tampoco. Pero leer algo bueno, y leerlo con frecuencia, por poco que sea, es lo que hace que los hombres sean eruditos en las Escrituras y que además sean piadosos.
Ewald M. Plass, compiler. What Luther Says: An Anthology, vol. 1 (St. Louis: Concordia Publishing House, 1959) p. 112, 113.