Tarea 1: Escoger las palabras clave y determinar su aportación semántica contextual
Esencia de la tarea
La mayoría de las palabras tienen más de una acepción en el diccionario. Antes de saber cuál es el sentido contextual que corresponde a su uso en el pasaje sobre el que predicarás, tienes que informarte de las opciones posibles. Esta tarea te pide tomar nota de las opciones de manera consciente para que, entre otras razones, accidentalmente no deseches posibilidades que deberías tener presentes.
Descripción detallada
Como apuntábamos en la Introducción a las tareas del martes, descontextualizadas, la mayoría de las palabras tienen más de un sentido posible. Sin embargo, en una oración concreta, normalmente sólo tienen un significado funcional.
Para nuestro propio idioma materno, casi nunca tenemos que pensar de forma deliberada, al oír o leer una oración, qué significados específicos tienen en la oración de entre todas las posibilidades. La razón es que llevamos toda la vida, desde nuestra infancia más temprana, inmersos en lo que podríamos llamar un gran diccionario viviente, donde día tras día, mes tras mes, hemos sido bombardeados constantemente de usos que nos han ido perfilando tanto los significados posibles como los contextuales.
Sin embargo, cuando pasamos a un segundo idioma, automáticamente perdemos todo ese trasfondo. Si algo hemos conseguido aprender en ese nuevo idioma, probablemente balbuceamos, como un niño pequeño, procurando sortear – a tientas – las opciones léxicas disponibles. Normalmente conseguimos usar las expresiones más básicas, con los tiempos verbales más fáciles. Si tenemos suerte, nos hacemos entender. Y si somos tan afortunados como para poder vivir en una segunda cultura, posiblemente, y después de muchos años lleguemos a distinguir los matices entre palabras y a usarlas correctamente. Incluso, yo que llevo casi toda la vida hablando el castellano, ¡no siempre acierto en el uso correcto de palabras como «por» y «para»!
Cualquiera que realmente haya intentado aprender un segundo idioma – de verdad – sabe de lo que hablo. No es para nada fácil, y conseguir un vocabulario amplio con un manejo aceptable de los campos semánticos incluidos en ese vocabulario es un proyecto de años.
Comento todo esto porque casi ninguno de nosotros contamos con estas ventajas cuando nos acercamos a los idiomas bíblicos: el hebreo, el arameo y el griego. No pasa nada. Pero como mínimo – debemos reconocer este hecho con una honestidad brutal. No manejamos estos idiomas. Es más, en comparación con lo que escribí arriba sobre el nivel de conocimiento de nuestros idiomas maternos y algunos de los segundos idiomas hablados por el mundo hoy en día que podamos haber ir aprendiendo, ni siquiera un pequeñísimo porcentaje de aquellos que hemos estudiado el griego o el hebreo bíblico (y ni mencionar el arameo) podemos alardear de realmente «conocer» estos idiomas. Me pongo como primer ejemplo. En el momento de escribir estas líneas, tengo un vocabulario funcional en el griego bíblico de unas 3200 palabras memorizadas de las 5440 que hay en el Nuevo Testamento. Para conseguir esto, llevo una disciplina de 30-60 minutos de repaso de vocabulario cada día desde hace varios años. Mis «tarjetas» digitales de vocabulario tienen 3 caras (esto es posible porque son digitales). En el primer lado está la palabra griega en la forma que aparece en el diccionario. En la segunda cara hay una o más glosas sencillas que representan palabras «equivalentes» en inglés. En la tercera cara aparecen, enumerados, todos los significados que corresponden al campo semántico total de esa palabra en el Nuevo Testamento.
Ahora bien. Comento todo esto para destacar una simple realidad. Incluso con el gran esfuerzo constante que vengo haciendo, con la mayoría de estas palabras puedo extraer de mi memoria la mayor parte de las glosas principales que aparecen en la segunda cara de la tarjeta, pero en muy pocos casos sería capaz de sacar todos los significados que corresponden a todos los usos del campo semántico total de la palabra en el Nuevo Testamento. Y mi esfuerzo en todo esto ¡ha sido considerable!
De ahí que, a pesar de que sea una tarea relativamente sencilla, no debemos menospreciar esta primera tarea. Examinar todas las opciones semánticas posibles. Si no lo hacemos, no sabremos si hay acepciones que estamos pasando por alto. Tampoco sabremos, habiendo examinado y posteriormente descartado opciones poco probables, que tenemos derecho a cierta confianza en nuestras conclusiones.
En nuestro idioma materno, todo esto ocurre más o menos de manera automática. En los idiomas bíblicos, muy pocos contamos con ese nivel de habilidad. Además, dada la importancia del material a interpretar, todo el esmero que podamos aplicar será poco.
De ahí que la primera tarea consiste en ver, para cada palabra importante, cuáles son nuestras opciones.
Para hacer
Afortunadamente, las actividades a realizar para esta primera tarea son relativamente pocas y sencillas. ¡Menos mal, también, porque las tendremos que repetir con muchas palabras! (En realidad, esta tarea no debe contemplarse como una tarea independiente, sino, más bien una tarea que da pie al estudio de una palabra.)
- La actividad básica consiste en ver las alternativas que existen en los diversos léxicos (diccionarios) del idioma bíblico correspondiente. Si tienes más de un diccionario hebreo, griego o arameo, mejor, pero con uno bueno se puede trabajar.
- Encuentra la palabra que quieres investigar y simplemente anota las acepciones principales que aparecen para esa palabra.
- Repite el mismo proceso en los otros léxicos que puedas tener.
A tener en cuenta
Otra manera de acercarse a acepciones posibles sería realizando la misma clase de labor que realizan los lexicógrafos. Es decir, examinar el significado de las palabras en los mismos contextos en los que aparecen. Los que escriben diccionarios analizan docenas o cientos de oraciones para identificar los sentidos que tienen las palabras en esas oraciones. Los que editan los léxicos bíblicos han hecho exactamente lo mismo. Han cotejado todas las veces que aparece una palabra en la Biblia para identificar los usos que tiene. Después, juntan esos usos en las categorías que figuran como acepciones en el diccionario.
El exegeta / predicador, puede hacer algo parecido, si dispone del tiempo. Puede usar una concordancia para ver las veces que aparece una palabra y, en base a su análisis del uso en contexto, sacar las conclusiones correspondientes sobre los significados posibles. Sin embargo, debido al tiempo que esto requiere, es poco factible que la mayoría de los predicadores puedan realizar esta clase de estudio. Además, como los diccionarios ya recogen esa clase de análisis, es más eficaz y probablemente de más ayuda mirar allí.
Otra conclusión de todo lo expuesto arriba es llegar a tener un mayor aprecio por las traducciones bíblicas. Es verdad que se puede debatir lo que aparece en las traducciones en un asunto u otro. Sin embargo, si sabemos evaluar nuestro propio conocimiento de los idiomas originales en su justa medida, la mayoría de nosotros llegaremos a valorar mucho más el trabajo de expertos reconocidos. Eso sin conceder a todas las opiniones de los expertos un valor exagerado, ni menospreciar nuestra propia capacidad de evaluar las opciones presentadas.
NOTA. Posiblemente una de las razones de que para los idiomas bíblicos se use más la palabra léxico que diccionario sea que, en el campo de los estudios bíblicos, se ha llegado a usar diccionario también para una clase de recurso que se aproxima más a una enciclopedia. En todo caso, aquí mismo, también podemos ver que la misma palabra «diccionario» tiene más de una acepción. ¡Y eso en castellano!
[Antiguas Contexto Tarea 4 y Contenido Tareas 2 y 3 a continuación].
Lunes – Contexto, Tarea 4. Determinar las palabras clave a investigar en mayor detalle
Esencia de la tarea
Sabiendo mejor el contenido del pasaje junto con su relación con el contexto y su papel en el desarrollo del argumento, te encontrarás en un buen momento para saber qué conceptos o palabras requieren investigación adicional. Elabora una lista de estas palabras junto con una breve nota de por qué parece ser importantes examinarlas más a fondo.
Descripción detallada
A lo mejor con tu lectura repetida del pasaje ya tienes una buena idea de los conceptos y las palabras que merecen una investigación especial. Si es así, puedes anotarlos ya si no lo has hecho todavía.
Es evidente que uno podría hacer una lista de este tipo en cualquier momento, pero lo bueno de hacerlo ahora, una vez terminado el trabajo de investigación contextual, es que uno tendrá mejor idea – debido a un mejor entendimiento del contexto – de aquello que realmente merece la pena investigar.
Si no tienes una lista elaborada ya, hay varias maneras de descubrir qué palabras o frases merece la pena investigar en mayor detalle. Las detallaremos a continuación. Al ir anotando las palabras a estudiar, asegúrate no sólo de anotarlas de manera que puedas encontrarlas y trabajarlas con facilidad posteriormente, pero también apunta la razón por la que las anotaste. ¿Por qué te parece importante investigar esa palabra en concreto? Además de orientar y delimitar tu investigación (¡Sería posible investigar sobre cualquier palabra durante horas!), esa misma pregunta se la podrían hacer los miembros de tu congregación y comentarlo en tu sermón podría ser una manera perfecta de dar pie a una elaboración sobre su significado.
Para hacer
Varias clases de palabras o expresiones pueden ser de especial interés para agregar a tu lista de estudio. De momento, simplemente anota. No investigues. Ya llegará el momento para investigar. Si te pones a investigar antes de terminar tu lista, corres el peligro de no llegar a recoger todas las palabras importantes, y posiblemente esto acabe ejerciendo un peso desequilibrado en el énfasis de la predicación.
- Anota las palabras o expresiones con un sentido teológico especial que puede ser bueno entender mejor para poderlas explicar con claridad a la congregación.
- Anota las palabras que las diferentes versiones entienden de maneras diferentes. Ten presente que en algunos casos las diferentes versiones simplemente ofrecerán lo que no son nada más que sinónimos en castellano. Estos pueden ser interesantes para explicar a la congregación el concepto, pero no representan diferencias. Lo que es más importante son aquellas diferencias de traducción que realmente recogen entendimientos diferentes – palabras y expresiones que NO son sinónimos.
- Anota las palabras o expresiones que pueden ser complicadas o poco frecuentes en la Biblia. Modismos y expresiones idiomáticas pueden ser de este tipo.
- Anota palabra repetidas. La repetición, con frecuencia, es una manera de saber que esa palabra tiene un peso especial en el pasaje.
- Anota nombres propios. Bien sean de personas, lugares u objetos. No siempre, pero muchas veces, la aparición de una palabra de este tipo destaca algo que requiere mayor investigación.
A tener en cuenta
Recuerda que es el mensaje en su conjunto el que te lleva a examinar ciertas palabras. Desde luego que al estudiarlas más a fondo descubrirás cosas nuevas sobre ellas. Pero esa nueva información deberá mantenerse en una tensión sana con el mensaje global. Es decir, siempre hay un cierto peligro (sobre todo para quienes no tienen mucha experiencia), de descubrir algo muy interesante sobre alguna palabra en el texto y luego «reformular» el mensaje del pasaje entero en función de esa palabra. Generalmente, dejar que un descubrimiento novedoso sobre una palabra recomponga un entendimiento normal del pasaje es un indicio de que el entusiasmo le ha llevado a uno por mal camino. Recuerda que aunque una palabra (aislada) pueda tener muchos posibles significados y todos estos significados aparezcan en el diccionario, en un contexto determinado sólo puede tener uno de esos significados (siempre que no se trate de un juego de palabras). En este caso, las traducciones pueden ser de inestimable ayuda, dado que si todos traducen de forma igual o parecida (con palabras equivalentes), probablemente sabrás cuál es el valor contextual más probable. Recordemos siempre que la talla del expositor se ve no en lo novedoso que puede ser, sino en lo fiel que consigue ser.
Para comenzar, anota todas las palabras que puedan ser interesantes estudiar. Luego evalúa si todas las palabras realmente requieren investigación. A lo mejor algunas son interesantes, pero con un par de líneas en uno o dos comentarios ya tienes la aclaración que necesitas, sin tener que invertir demasiado tiempo en el asunto. Uno quiere trabajar con integridad y de manera completa, pero el equilibrio y la eficiencia en el uso del tiempo también son buenas virtudes.
Contenido, Tarea 2: Determinar el significado semántico probable
Esencia de la tarea
Habiendo tomado nota del campo semántico total de una palabra en la tarea anterior, uno pasa naturalmente a determinar cuál de esas posibilidades es la que mejor se corresponde al uso de la palabra en el pasaje que predicará. Consulta tus diccionarios y traducciones y escoge la que más sentido tiene.
Descripción detallada
Es evidente que el estudio de las palabras que configuran un pasaje bíblico es muy importante. Sin embargo, las advertencias del estudioso David Alan Black, en su libro Using New Testament Greek in Ministry, sobre esta clase de estudio merecen una reflexión detenida y una difusión amplia.
A pesar de que el análisis léxico sea importante, es una herramienta limitada, un siervo más que el soberano. Como profesor de griego, nunca me he preocupado demasiado por la habilidad de mis alumnos por hacer estudios de palabras; siempre me preocupa mucho más que no se queden solo en eso. Demasiada predicación en el Nuevo Testamento tiende a sufrir una rigidez en la traducción que ignora el contexto más amplio en el que se encuentran las palabras. (p. 75, traducción mía).
Son afirmaciones fuertes y acertadas. Black tiene más que decir sobre el asunto.
Con frecuencia considerado el ‘ábrete sésamo’ del sentido original de las Escrituras, el análisis léxico posiblemente sea más susceptible al abuso que cualquier otro método de interpretación (p. 74).
Resalto esto, porque creo firmemente que Black (junto con muchos otros eruditos que podríamos citar) acierta con afirmaciones de este tipo. El estudio de palabras bíblicas es muy importante. Pero exagerar su importancia es cometer el error de pensar ¡que los ladrillos son la casa! Desde luego que la casa requiere ladrillos (a no ser que sea una casa de madera), pero una casa no es la mera suma de ladrillos.
Así que hagamos los mejores estudios de palabras posibles, pero nunca perdamos de vista que son las oraciones, los párrafos y el libro entero los que contienen el pensamiento completo.
Para hacer
Estudiar las palabras puede ser de gran beneficio si tenemos claro que las estudiamos «encarnadas.» De ahí que comentemos estas advertencias aquí, porque es justo en esta tarea dónde los errores mencionados arriba pueden comenzar a generarse si no tenemos cuidado. Por el contrario, si emprendemos este estudio con una idea clara de que lo que procuramos descubrir no es «el significado de esta palabra», sino «el significado de esta palabra aquí» nuestro estudio puede ser de gran ayuda. Por si resulta de ayuda, exagerando un poco, podríamos imaginarnos que una palabra no significa nada hasta que no signifique algo en la oración de la que forma parte. Otra manera de entender este asunto sería pensar que una palabra aislada tiene 2, 5, 8 ó 14 significados. Una palabra en contexto solo tiene uno.
Con eso en mente, salimos en busca de ese significado contextual singular.
Volviendo a nuestros léxicos hemos de preguntar cuál de esos significados posibles que vimos en la tarea anterior es el más probable, en contexto. Para esa determinación contamos con varias ayudas.
- Conociendo nuestro pasaje relativamente bien debido a nuestro trabajo hasta aquí (sobre todo del «Lunes»), ¿cuál es la acepción más natural que se nos presenta en la lectura?
- En algunos casos (como el léxico griego de Tuggy), el lexicógrafo se ha esforzado por ofrecer una sugerencia sobre qué acepción corresponde ¡con cada uso concreto en el NT! Es decir, a no ser que se trate de una de esas palabras que aparece cientos o miles de veces en el NT, aparece la referencia bíblica para cada uso, bajo la acepción correspondiente. Todavía tendremos que sopesar la decisión del lexicógrafo, pero es una ayuda enorme, y probablemente acierte el 99% de las veces.
- En otros casos (como el léxico hebreo de Chavez), sólo vienen unos versículos de muestra. Si ese es el caso, entonces tendremos que ir a esos versículos para ver, en contexto, qué uso es más parecido al nuestro.
- Como veremos en el tutorial correspondiente, con el software bíblico tenemos opciones adicionales en este asunto sumamente interesantes. Ya no estamos limitados por lo extenso que pueda permitirse ser un libro impreso. De ahí que nos vengan indicados los usos específicos de todas las instancias específicas de una palabra. Una vez más hay que enfatizar que debemos sopesar lo que el software nos presenta, pero con casi toda seguridad acierta.
- Luego, algunos léxicos nos amplían la información con la que podemos tomar nuestras decisiones. Mientras que anteriormente muchos léxicos ¡incluidos los mejores! se limitaban a ofrecer «glosas» equivalentes, ahora empiezan a aparecer ediciones con verdaderas definiciones. Esto es un adelanto importante. (De este clase destacaríamos obras como las de Louw y Nida y BDAG, en inglés)
- Después hay otros tomos en los que los estudiosos en cuestión recorren parte del mismo camino en el que nos encontramos nosotros, y nos ofrecen comentarios y observaciones sobre usos en unos contextos y otros. Es decir, son más bien estudios de palabras bíblicas que diccionarios de palabras bíblicas. (De ahí que, por ejemplo, la conocida obra de Vine se titule Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento.)
- En un sentido parecido, pero orbitando en otra esfera, está el monumental Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (en 10 tomos) que está – por así decirlo – entre diccionario y enciclopedia. Contiene unos macro-artículos sobre las palabras del Nuevo Testamento. Afortunadamente, hay una versión reducida de esta epopeya que nos resalta lo más importante del trabajo anterior, pero en un sólo tomo: el Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento.
Finalmente comentar que tampoco debemos subestimar la importancia de considerar qué acepción de una palabra es la más probable directamente leyendo el texto.
- ¿Cómo lo ves tú mismo? Lee el texto y piensa. Prueba una acepción y luego otra. Algunas podrás descartar casi sin tener que pensarlo.
- Otra ayuda muy buena surge al comparar diferentes traducciones castellanas. Por un lado, ¿traducen todas igual o parecido? Sería una pista clara. Por otro lado, ¿existen diferencias? Aún así probablemente reduzcan las opciones a considerar.
Cuando hayas sopesado la información y hecho tu valoración, anota esa decisión en tu hoja de estudio.
Nuevamente, salvo en casos excepcionales, no dejes que esta tarea tome demasiado tiempo. Tienes más palabras para estudiar, así que no puedes detenerte demasiado tiempo en ninguna palabra en particular. Recuerda también que el significado es una labor de equipo. Todas las palabras de una oración y un párrafo ayudan a entender el significado de cada una. Luego también está la gramática y el contexto más amplio literario, histórico, cultural, etc. En definitiva, todas aquellas consideraciones que hemos venido trabajando y que seguiremos trabajaremos en adelante.
Todavía habrá unos controles adicionales, a nivel de palabra, con lo que hagas en las tareas 3, 4 y 5. Sin embargo, no debemos caer en el error de pensar que todo depende de la determinación que hagamos sobre el sentido de una sola palabra. Eso rara vez es el caso.
A tener en cuenta
Es muy bueno tomarse un tiempo para llegar a conocer a fondo las peculiaridades de los léxicos que acabas usando más. Todas tienen peculiaridades. Si sabes cuáles son y, qué impacto tienen, tu exégesis saldrá ganando. Por ejemplo…
- ¿Has leído la introducción al léxico? Allí se explicarán los parámetros con los que trabajó el lexicógrafo. Sería sumamente clarificador saber cuáles son esos parámetros.
- ¿Has leído una o más críticas responsables de la obra? Leer las valoraciones de un par de eruditos de confianza podría evitar que promovieras algún que otro defecto del diccionario en cuestión.
- Por ejemplo, y a pesar de que sea una de las máximas obras de referencia, el léxico enciclopédico de Kittel, ¡no participa de la inerrancia del Nuevo Testamenteo sobre el que versa! Cito dos breves críticas en este sentido.
- Los eruditos del NT de Trinity Evangelical Divinity School comentan, «A pesar de ser altamente estimada y muy provechosa, Kittel no se encuentra enteramente libre de deficiencias: el lector debe saber que los autores de los artículos individuales tienen ellos mismos compromisos teológicos que a veces influyen en su análisis de los datos léxicos. Además, debe tenerse en cuenta que un análisis histórico del uso de una palabra puede no representar de manera acertada el desarrollo del concepto más amplio con el que la palabra tiene que ver» (An Annotated Bibliography on the Bible and the Church, Editor: Douglas Moo, p. 38, 1986).
- Black, comenta, «Los estudiosos del Nuevo Testamento han llegado a darse cuenta dolorosamente en años recientes que incluso los análisis tan extensos contenidos en la obra de diez volúmenes, Diccionario teológico del Nuevo Testamento (Kittel) no siempre dan un completo y suficiente reconocimiento de la influencia de un contexto particular sobre el sentido de una palabra» (p. 74).
Sin restarle a Kittel su valor merecido, el exegeta responsable debe ser conocedor de perspectivas de este tipo y tenerlas muy en cuenta.
Para terminar, recomendaría la lectura pausada en dos campos.
- Algún buen artículo sobre el estudio de las palabras. Hay muchos, sobre todo si son más bien recientes y toman en cuenta los avances lingüísticos y retóricos de las últimas décadas. (Una buena primera introducción es el capítulo 6: «Lo que quieren decir las palabras» de Rob Haskell en su libro Hermenéutica.)
- Una guía completa que te ayude, paso a paso, a entender realmente y usar los mejores léxicos. (Por ejemplo, para quien se maneje adecuadamente con el inglés, no existe otro léxico que se pueda comparar con la tercera edición del A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature – también conocido por las siglas de los apellidos de los editories, BDAG. Para aprender a usar esta obra, la mejor orientación que conozco es el Apendice A: «Using BDAG» (Usar BDAG) de Rodney Decker en su Koine Greek Reader.)
Contenido, Tarea 3. Describir la aportación semántica contextual
Esencia de la tarea
Hecha la elección de un significado contextual para una palabra en la tarea anterior, prueba a describir en unas pocas frases lo que ese sentido contribuye al sentido de la oración en la que aparece. Por un lado, esto ayudará a aclarar ese significado en tu mente y, por otro, servirá como una pequeña comprobación: si no eres capaz de describir la aportación que ese significado hace al pasaje, a lo mejor no has acertado todavía.
Descripción detallada
Después de determinar el significado contextual probable de una palabra, toca pensar en la aportación que este significado hace al pasaje. ¿Qué se quiere transmitir en el pasaje al usar esta palabra con este significado?
Está muy bien que hayamos usado unos léxicos para llegar a sentidos probables con algunas de nuestras palabras más importantes. Sin embargo, hasta aquí esto representa recibir un poco de ayuda de parte de gente más experta que nosotros en los idiomas originales porque precisamente a nosotros nos falta algo básico con que contaban los lectores originales: el habernos criado con ese idioma en esa cultura en ese momento de la historia.
Pero incluso los lectores originales, que contaban con un amplio trasfondo en los usos de las palabras con las que se redactaron los libros bíblicos, necesitaban hacer lo que pretendemos hacer en esta tarea: preguntarse por lo que el autor quería decir con esas palabras. Parte de lo que hemos hecho hasta aquí es para llegar un poco más en igualdad de condiciones, a nivel de lenguaje, al lugar en que se encontraban los lectores originales. Pero ahora hemos de hacer lo mismo que ellos: entender lo que esas palabras con esos significados quieren decir.
Nuevamente, decir que aunque esto aparezca como «otra tarea a realizar,» en el trabajo normal, formaría parte de un proceso de reflexión bastante natural y breve.
- ¿Qué sentidos puede tener esta palabra?
- ¿Qué sentido es el más probable aquí?
- ¿Cómo he de entender lo que este sentido comunica?
Visto así, nos damos cuenta de que en la mayoría de los casos, esta reflexión generalmente no tomará más que unos minutos, si llega. Es una extensión natural del mismo esfuerzo mental anterior y – repito – normalmente hecho en el mismo momento para cada palabra. Hasta perfectamente podría haber descrito estas tres tareas como una sola, compuesta de varias partes. No lo he hecho así, en parte para resaltar cada aspecto y en parte porque hay actividades y herramientas para describir en esta secuencia.
Para hacer
1. Descripción. Como mínimo, entonces, esta «tarea» animaría a que (en tus notas para cada palabra importante) agregues una frase o dos sobre la idea que el sentido contextual transmite en el pasaje. Como ya hemos observado, en algunos casos anotar esto no llega ni a tomar un minuto. Es simplemente cuestión de asegurarte de que lo has entendido. Si te es de ayuda, un par de ideas te pueden servir para perfilar lo que escribes.
- ¿Eres capaz de describir la aportación que hace?
- La frase u oración que anotas ¿sería suficiente para aclarárselo a otra persona?
- ¿Es necesario distinguirlo de otros posibles sentidos contextuales que no son correctos?
Es posible, sin embargo, que con algunas de las palabras todavía quieras perfeccionar tu entendimiento, antes de contrastarlo con el de los comentaristas. Quizás, al intentar describir la aportación semántica contextual, te has dado cuenta de que todavía necesitas mejorar tu entendimiento, no sólo del valor específico contextual que el autor quería transmitir aquí con el uso de la palabra, sino también, quizás, por qué no usó otras posibles palabras.
Varios recursos adicionales pueden ser de ayuda, si dispones del tiempo necesario.
Para profundizar
2. Concordancias. Tradicionalmente, una de las herramientas indispensables para cualquier exégesis seria ha sido la concordancia. La razón es obvia y sencilla: si la mejor manera de saber los significados que las palabras pueden tener es viéndolas en contexto, una concordancia nos posibilita hacer eso de manera conveniente. Nos permite consultar todos los usos de una palabra y, según las características de la concordancia en cuestión, quizá verlos todos a la vez con lo suficiente del contexto incluido para no tener que abrir la Biblia al pasaje específico para poder verlo en contexto.
La consulta de una concordancia puede ser de especial beneficio para perfilar el uso que un autor bíblico determinado da a una palabra. Es decir, para ver, p. ej., cómo Pablo suele usar una palabra o entender mejor si Lucas, en Lucas y Hechos tiene un uso distintivo de un término particular.
Hay concordancias de diferentes tipos. Las menos útiles son aquellas que presentan la información de una sola traducción de la Biblia. Las más útiles son aquellas que están organizadas según las palabras de los idiomas originales, bien sean presentadas en castellano o en los mismos idiomas originales.
Lo cierto es que a estas alturas de la historia, cualquier concordancia impresa ha quedado superada, con diferencia, por las prestaciones de cualquier software bíblico, tanto en velocidad como en flexibilidad. Realmente ya no merece la pena invertir ni el tiempo ni el dinero en una concordancia impresa.
Resaltar que el uso que uno le debe dar a una concordancia es ver, en contexto, cómo se emplean las palabras. Es decir, su función principal es cotejar sentidos. Como señala Haskell, una concordancia no debe usarse simplemente para realizar «estudios de concordancia» donde uno junta una serie de versículos sobre una palabra determinada y los organiza para crear su sermón o estudio bíblico (Hermenéutica, p. 94).
3. Traducciones y Paráfrasis. Otro acercamiento al sentido de las palabras es comparando la manera en que las diferentes traducciones han entendido su función en contexto. Las elecciones de los traductores son una pista clara sobre cómo entienden el significado contextual de una palabra y, además, podemos ver cómo ese entendimiento interactúa con los otros componentes del contexto. Luego, si algunas de las versiones tienden más a la paráfrasis que a la traducción, veremos un esfuerzo por explicar ese sentido. A efectos de la exposición, esto puede ser de ayuda. Por ejemplo, si en 1 Juan 2:2, una traducción más literal versa, «El mismo es la propiciación por nuestros pecados…» (LBLA), una paráfrasis nos puede ofrecer un acceso más «digerible». Fíjate en como estas versiones, en términos de nuestra tarea, «describen la aportación semántica contextual» de la palabra propiciación. «Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados…» (DHH) o «Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados…» (NTV). Desde luego, una paráfrasis siempre es más «interpretativa», pero a efectos de aclarar la aportación de una palabra a un versículo concreto, puede ser muy sugerente. Es más, debido al hecho de que muchos de los miembros de tu congregación pueden tener estas versiones o paráfrasis, tomar contacto con ellas tiene el valor añadido de ayudarte a saber lo que están leyendo ellos, sobre todo si hace falta aclarar algún asunto.
4. Léxicos comparativos y expositivos
- Louw y Nida. Lástima que en este momento no esté disponible en castellano. Este léxico tiene un par de virtudes singulares en lo que comentamos en esta tarea. (A). Dado que la organización principal de este léxico es por dominios y sub-dominios semánticos, permite ver una palabra en cercanía de otras palabras semánticamente similares. Esto ayuda a distinguir posibles matices, si los hubiera. (B). Dado que fue preparado especialmente pensando en traductores del Nuevo Testamento, además de contener definiciones (y no solo glosas), en muchos casos los lexicógrafos han incorporado sugerencias destinadas a ayudar a los traductores a encontrar maneras de expresar los conceptos contenidos en la palabra en caso de que no existieran unas equivalencias fáciles . Es decir, este léxico, además de definir, en muchos casos también explica.
- Kittel. En la tarea anterior hice referencia a la obra monumental de Kittel y también señalé algunas cautelas a tener en mente en el uso de Kittel. Parte de la utilidad de esta obra es su naturaleza expositiva. Parte de su dificultad para el uso práctico es lo extensa que es – incluso en la versión compendio. (Otra obra similar, en inglés, es la de Colin Brown.)
- Vine. Es un léxico expositivo y por consiguiente recorre parte de la tarea que aquí uno mismo está haciendo. (Otras obras parecidas, en inglés, son las de Mounce y Zodhiates.)
- Estudios especiales. En un nivel accesible, están obras como la de Barclay, que expone 100 palabras importantes del Nuevo Testamento griego. En un nivel más académico, existen demasiadas monografías y obras multi-volumen como para comentarlas aquí.
- Otros léxicos y léxicos en desarrollo. Diccionario del Griego Bíblico, A. A. García Santos, Verbo Divino. Diccionario Griego-Español (DGE), Rodríguez Adrados, et. al. También el Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento (DGENT), J. Peláez y la Facultad de Filología Griega de la Universidad de Córdoba.
A tener en cuenta
Gran parte de lo que uno realiza o no en este momento del proceso depende del tiempo del que se dispone. Si no dispones de mucho tiempo, no te compliques la vida, ni te sientas mal. Ten presente que al contrastar tus conclusiones con los comentarios (en la próxima tarea) estarás consultando las opiniones de estudiosos que sí han hecho estas investigaciones adicionales – ¡y muchas más! Con frecuencia descubrirás que el comentarista te hace una revisión general de todo lo anterior.
- Resume todos los usos distintivos de un autor bíblico.
- Contrasta las traducciones más interesantes.
- Evalúa las aportaciones y conclusiones de los léxicos más extensos y de los estudios especializados.
Así que si te ves corto de tiempo, pasa a la siguiente tarea. Sólo ten presente que el precio a pagar por ese ahorro de tiempo es, por un lado, que tendrás un contacto algo menos directo con el material, y por otro, que dependerás algo más del estudio de otra persona. Pero ante las demandas reales del ministerio, con frecuencia esta es precisamente la decisión más honrada. De ahí que, incluso, describo los puntos 2, 3 y 4. como «para profundizar» y no «para hacer». Además, si disponemos de comentarios fiables, tampoco deberíamos pensar que depender algo más de ellos vaya a mermar nuestro trabajo sobremanera.
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