Tarea X1: Determinar la aportación semántica contextual de las palabras clave
Esencia de la tarea
Tras el trabajo contextual (lunes) y estructural (martes) tendrás una idea de las palabras que pueden merecer un estudio más profundo. Consulta tus mejores diccionarios para comprobar las posibles acepciones de cada una de esas palabras y cuál es la que más sentido tiene en la porción que estás trabajando. Comprueba ese sentido redactando una oración que describa la función de ese sentido en el pasaje.
Descripción detallada
Como apuntábamos en la Introducción a las tareas del miércoles, descontextualizadas, la mayoría de las palabras tienen más de un sentido posible. Sin embargo, en una oración concreta, normalmente solo tienen un significado funcional.
Para nuestro propio idioma materno, casi nunca tenemos que pensar de forma deliberada, al oír o leer una oración, qué significados específicos tienen en la oración de entre todas las posibilidades. La razón es que llevamos toda la vida, desde nuestra infancia más temprana, inmersos en lo que podríamos llamar un gran diccionario viviente, donde día tras día, mes tras mes, hemos sido bombardeados constantemente de usos que nos han ido perfilando tanto los significados posibles como los contextuales.
Sin embargo, cuando pasamos a un segundo idioma, automáticamente perdemos todo ese trasfondo. Si algo hemos conseguido aprender en ese nuevo idioma, probablemente balbuceamos, como un niño pequeño, procurando sortear –a tientas– las opciones léxicas disponibles. Normalmente conseguimos usar las expresiones más básicas, con los tiempos verbales más fáciles. Si tenemos suerte, nos hacemos entender. Y si somos tan afortunados como para poder vivir en una segunda cultura, posiblemente, y después de muchos años, lleguemos a distinguir los matices entre palabras y a usarlas correctamente.
Cualquiera que realmente haya intentado aprender un segundo idioma –de verdad– sabe de lo que hablo. No es para nada fácil, y conseguir un vocabulario amplio con un manejo aceptable de los campos semánticos incluidos en ese vocabulario es un proyecto de años.
Comento todo esto porque casi ninguno de nosotros contamos con estas ventajas cuando nos acercamos a los idiomas bíblicos: el hebreo, el arameo y el griego. Debemos reconocer este hecho con una honestidad brutal. No dominamos estos idiomas. Es más, en comparación con lo que escribí arriba sobre el nivel de conocimiento de nuestros idiomas maternos y de los segundos idiomas modernos, ni siquiera un pequeñísimo porcentaje de aquellos que hemos estudiado el griego o el hebreo bíblico (ni mencionar el arameo) podemos alardear de realmente «conocer» estos idiomas.
Me pongo como primer ejemplo. En el momento que escribí estas líneas, tenía un vocabulario funcional en el griego bíblico de unas 3200 palabras memorizadas de las 5440 que hay en el Nuevo Testamento. Para conseguir esto, llevaba una disciplina de 30-60 minutos de repaso de vocabulario cada día a lo largo de varios años. Mis «tarjetas» digitales de vocabulario tenían 3 caras (esto es posible porque son digitales). En el primer lado estaba la palabra griega en la forma que aparece en el diccionario. En la segunda cara había una o más glosas sencillas «equivalentes» en inglés. En la tercera cara aparecían, enumerados, todos los significados que corresponden al campo semántico total de esa palabra en el Nuevo Testamento.
Ahora bien. Menciono todo esto para destacar una simple realidad. Incluso con el gran esfuerzo constante que llevaba haciendo, con la mayoría de estas palabras puedo extraer de mi memoria la mayor parte de las glosas principales que aparecen en la segunda cara de la tarjeta, pero en muy pocos casos sería capaz de sacar todos los significados que corresponden a todos los usos del campo semántico total de la palabra en el Nuevo Testamento. Y mi esfuerzo en todo esto fue considerable.
En nuestro idioma materno, todo esto ocurre más o menos de manera automática. En los idiomas bíblicos, muy pocos contamos con ese nivel de habilidad. Además, dada la importancia del material a interpretar, todo el esmero que podamos aplicar será poco.
Para hacer
- Si no los tienes anotados ya, apunta las palabras que quieres investigar más a fondo. Algunas de las palabras que merecen mayor estudio son:
- Palabras o expresiones con un sentido teológico especial que quieres entender mejor para poderlas explicar con claridad a la congregación.
- Palabras que las diferentes versiones entienden de maneras diferentes. Ten presente que en algunos casos las diferentes versiones simplemente ofrecen lo que no son nada más que sinónimos en castellano. Estos pueden ser interesantes para explicar a la congregación el concepto, pero no representan diferencias. Lo que es más importante son aquellas diferencias de traducción que realmente recogen entendimientos diferentes –palabras y expresiones que NO son sinónimos.
- Palabras o expresiones que pueden ser complicadas o poco frecuentes en la Biblia. Modismos y expresiones idiomáticas pueden ser de este tipo.
- Palabra repetidas. La repetición, con frecuencia, es una manera de saber que esa palabra tiene un peso especial en el pasaje.
- Nombres propios. Bien sean de personas, lugares u objetos. No siempre, pero muchas veces, la aparición de una palabra de este tipo destaca algo que requiere mayor investigación.
- Consulta tus mejores diccionarios bíblicos para ver qué acepciones pueden haber y escoge la que más sentido tiene en tu porción. Quizás ayude pensar que no buscas «el significado de esta palabra», sino «el significado de esta palabra aquí«.
- ¿Cuál es la acepción más natural que se nos presenta en la lectura?
- En algunos casos (como el diccionario griego de Tuggy), el lexicógrafo se ha esforzado por ofrecer una sugerencia sobre qué acepción corresponde ¡con cada uso concreto en el NT! Es decir, a no ser que se trate de una de esas palabras que aparece cientos o miles de veces en el NT, aparece la referencia bíblica para cada uso, bajo la acepción correspondiente. Todavía tienes que sopesar la decisión del lexicógrafo, pero es una ayuda enorme, y probablemente acierta el 99% de las veces.
- En otros casos (como el diccionario hebreo de Chavez), solo vienen unos versículos de muestra. Si ese es el caso, entonces tendremos que ir a esos versículos para ver, en contexto, qué uso es más parecido al nuestro.
- Si trabajamos con software bíblico tenemos opciones adicionales sumamente interesantes. Ya no estamos limitados por lo extenso que pueda permitirse ser un libro impreso. De ahí que nos vengan indicados los usos específicos de todas las instancias específicas de una palabra. Una vez más hay que enfatizar que debemos sopesar lo que el software nos presenta, pero con casi toda seguridad acierta.
- Luego, algunos diccionarios nos amplían la información con la que podemos tomar nuestras decisiones. Mientras que anteriormente muchos diccionarios ¡incluidos los mejores! se limitaban a ofrecer «glosas» equivalentes, ahora empiezan a aparecer ediciones con verdaderas definiciones. Esto es un adelanto importante. (De esta clase destacaríamos obras en inglés como las de Louw y Nida y BDAG).
- Después hay otros tomos en los que los estudiosos en cuestión nos ofrecen comentarios y observaciones sobre usos en unos contextos y otros. Es decir, son más estudios de palabras bíblicas que diccionarios de palabras bíblicas.
- Un ejemplo es el monumental Theological Dictionary of the New Testament (en 10 tomos) de Kittel que se encuentra entre diccionario y enciclopedia, por así decirlo. Contiene unos macro-artículos sobre las palabras del Nuevo Testamento. Afortunadamente, hay una versión reducida (y traducida al castellano) de esta epopeya que nos resalta lo más importante del trabajo anterior, pero en un solo tomo: el Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento.
- Hoy por hoy, quizás las obras de mayor valor de esta clase sean las de Moisés Silva, ed., New International Dictionary of New Testament Theology and Exegesis, en 5 tomos para el NT y su homólogo para el AT, New International Dictionary of Old Testament Theology and Exegesis, Willem A. VanGemeren, ed. Es verdad que están en inglés, pero en Logos, incluso alguien que no domina el inglés puede acceder al material sirviéndose del traductor automático.
- Después de determinar el significado contextual probable de una palabra, toca pensar en la aportación que este significado hace al pasaje. Redacta una breve frase u oración que recoja este sentido y aclara su contribución al significado de tu porción.
- ¿Qué se quiere transmitir en el pasaje al usar esta palabra con este significado?
- La frase u oración que anotas, ¿es suficiente para aclarárselo a otra persona?
- ¿Es necesario distinguirlo de otros posibles sentidos contextuales que no son correctos?
- ¿Hace falta ampliar sobre este significado para que tus oyentes realmente comprendan y recuerden su significado en el contexto de tu porción? Si es así, lo podrás hacer en lo que propone la Tarea 2.
A tener en cuenta
1. Otra manera de acercarse a acepciones posibles es realizar la misma clase de labor que realizan los lexicógrafos. Es decir, examinar el significado de las palabras en los mismos contextos en los que aparecen. Los que escriben diccionarios analizan docenas o cientos de oraciones para identificar los sentidos que tienen las palabras en esas oraciones. Han cotejado todas las veces que aparece una palabra en la Biblia para identificar los usos que tiene. Después, juntan esos usos en las categorías que figuran como acepciones en el diccionario.
El exégeta / predicador, puede hacer algo parecido, si dispone del tiempo. Puede usar una concordancia para ver las veces que aparece una palabra y, en base a su análisis del uso en contexto, sacar las conclusiones correspondientes sobre los significados posibles. Sin embargo, debido al tiempo que esto requiere, es poco factible que la mayoría de los predicadores puedan realizar esta clase de estudio. Además, como los diccionarios ya recogen esa clase de análisis, es más eficaz y probablemente de más ayuda mirar allí.
Otra conclusión de todo lo expuesto arriba es llegar a tener un mayor aprecio por las traducciones bíblicas. Es verdad que se puede debatir lo que aparece en las traducciones en un asunto u otro. Sin embargo, si sabemos evaluar nuestro propio conocimiento de los idiomas originales en su justa medida, la mayoría de nosotros llegaremos a valorar mucho más el trabajo de expertos reconocidos. Eso sin conceder a todas las opiniones de los expertos un valor exagerado, ni menospreciar nuestra propia capacidad de evaluar las opciones presentadas.
2. Es evidente que el estudio de las palabras que configuran un pasaje bíblico es muy importante. Sin embargo, las advertencias del estudioso David Alan Black, en su libro Using New Testament Greek in Ministry (BakerBooks, 1993), sobre esta clase de estudio merecen una reflexión detenida y una difusión amplia.
A pesar de que el análisis léxico sea importante, es una herramienta limitada, un siervo más que el soberano. Como profesor de griego, nunca me he preocupado demasiado por la habilidad de mis alumnos por hacer estudios de palabras; siempre me preocupa mucho más que no se queden solo en eso. Demasiada predicación en el Nuevo Testamento tiende a sufrir una rigidez en la traducción que ignora el contexto más amplio en el que se encuentran las palabras. (p. 75)
Son afirmaciones fuertes y acertadas. Black tiene más que decir sobre el asunto.
Con frecuencia considerado el ‘ábrete sésamo’ del sentido original de las Escrituras, el análisis léxico posiblemente sea más susceptible al abuso que cualquier otro método de interpretación. (p. 74)
Resalto esto, porque creo que Black (junto con muchos otros eruditos que podríamos citar) acierta con afirmaciones de este tipo. El estudio de palabras bíblicas es muy importante, pero exagerar su importancia es cometer el error de pensar ¡que los ladrillos son la casa! Desde luego que la casa requiere ladrillos (a no ser que sea una casa de madera), pero una casa no es la mera suma de ladrillos.
Así que hagamos los mejores estudios de palabras posibles, pero nunca perdamos de vista que son las oraciones, los párrafos y el libro entero los que contienen el pensamiento completo.
3. Finalmente, comentar que gran parte de lo que uno realiza o no en este momento del proceso depende del tiempo del que se dispone. Si no dispones de mucho tiempo, no te compliques la vida, ni te sientas mal. Ten presente que al contrastar tus conclusiones con los comentarios (en la Tarea 3) estarás consultando las opiniones de estudiosos que sí han hecho estas investigaciones adicionales –¡y muchas más! Con frecuencia descubrirás que el comentarista te hace una revisión general de todo lo anterior.
- Resume todos los usos distintivos de un autor bíblico.
- Contrasta las traducciones más interesantes.
- Evalúa las aportaciones y conclusiones de los diccionarios más extensos y de los estudios especializados.
Así que, si te ves corto de tiempo, pasa a la siguiente tarea. Solo ten presente que el precio a pagar por ese ahorro de tiempo es, por un lado, que tendrás un contacto algo menos directo con el material, y por otro, que dependerás algo más del estudio de otra persona. Pero ante las demandas reales del ministerio, con frecuencia esta es precisamente la decisión más honrada.
Estamos actualizando Para indagar más en los estudios de palabra, ver los siguientes vídeos tutoriales (El proceso semanal con Logos 4.0): Lunes – Contexto 4, Martes – Contenido 1, 2 y 3.
Ver Lunes – Contexto 4: Determinar las palabras clave a investigar (vídeo)
Ver Martes – Contenido 1: Examinar las opciones semánticas posibles (vídeo)
Ver Martes – Contenido 2: Determinar el significado semántico probable (vídeo)
Ver Martes – Contenido 3: Describir la aportación semántica contextual (vídeo)