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Versículos clave
Amós 3:8 Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová, el Señor, ¿quién no profetizará?
Amós 5:21, 23-24 Aborrecí, desprecié vuestras solemnidades y no me complaceré en vuestras asambleas. …Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como arroyo impetuoso.
Amós 5:4, 14-15 Pero así dice Jehová a la casa de Israel: «Buscadme y viviréis; …Buscad lo bueno y no lo malo, para que viváis; y así Jehová, Dios de los ejércitos, estará con vosotros, como decís. Aborreced el mal, amad el bien y estableced la justicia en juicio; quizá Jehová, Dios de los ejércitos, tendrá piedad del remanente de José.
Amós 7:11 Porque así ha dicho Amós: “Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado de su tierra en cautiverio”».
– Reina Valera Revisada (1995) (Sociedades Bíblicas Unidas, 1998)
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1. Autoría
- 1-Autor: Amós
- 1-Fecha: «No hay duda de que las palabras de Amós fueron entregadas en los días de Jeroboam hijo de Joás (Jeroboam II), quien reinó en Israel de entre 793 y 753 a.C., ya que el choque entre Amós y Amasías (7:10–17) es una parte fundamental del mensaje.» (LaSor, Hubbard y Bush, Panorama del Antiguo Testamento, 314)
- 1-Lugar: Proclamado en Betel, escrito más tarde, probablemente desde Tekoa, el pueblo de Amós
Reseñas
Amós era de Tecoa, una pequeña villa a 16 km al sur de Jerusalén. Él fue el único profeta que dio su ocupación antes de declarar su comisión divina. Él no era de descendencia sacerdotal o noble, sino que trabajaba como uno “de los pastores” (Am. 1:1; cp. 2 R. 3:4) y un recolector de “higos silvestres” (Am. 7:14). Era un contemporáneo de Jonás (2 R. 14:25), Oseas (Os. 1:1) e Isaías (Is. 1:1). La fecha de escritura es a mediados del siglo octavo a.C., durante los reinados de Uzías, rey de Judá (ca. 790–739 a.C.) y Jeroboam II, rey de Israel (ca. 793–753 a.C.), dos años antes de un terremoto memorable (Am. 1:1; cp. Zac. 14:5; ca. 760 a.C.).
– John MacArthur, Biblia de Estudio MacArthur (Thomas Nelson, 1997), Am.
Fué contemporáneo con Oseas, solamente que éste continuó profetizando en los reinados subsecuentes a Uzías (Oseas 1:1), mientras que Amós cesó de profetizar en el reinado de dicho monarca. El escenario de su ministerio fué Betel, donde se había establecido el culto idolátrico a los becerros (Amós 7:10–13). Allí sus profecías llevaron al sacerdote del ídolo, Amasías, a acusarlo de conspiración, y a tratar de hacerlo retornar a Judá.
– Jamieson, Fausset y Brown, Comentario exegético y explicativo de la Biblia – tomo 1: El Antiguo Testamento (Casa Bautista de Publicaciones, 2003), 882.
Cuando se escribió, la profecía de Amós se fechó «dos años antes del terremoto» (Am. 1.1). Es imposible precisar a cuál terremoto se refiere, ya que no hay otras referencias históricas al respecto. Sin embargo, esta fecha junto con el diálogo de Amós y Amasías, sacerdote del templo de Jeroboam en Bet-el (Am. 7.10-17), indican que el período de actividad profética de Amós fue breve, a diferencia de muchos de los otros profetas. … Los oráculos pronunciados por Amós se deberían fechar alrededor del 755-754 a.C. Jeroboam II murió dos o tres años después de la aparición del profeta en Bet-el y comenzó la rápida caída de Israel. Unos treinta años después, los asirios conquistaron Israel.
– Nuevo comentario ilustrado de la Biblia (Editorial Caribe, 2003), 1022.
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2. Destinatarios
- 2-Lectores: Las diez tribus de Israel
- 2-Localidad: Betel
Reseñas
Al igual que la prédica de Jesús, es probable que la de Amós haya sido entregada tanto en forma extensa como en forma más breve, en diversas ocasiones, hasta que finalmente causó tal revuelo que los líderes oficiales tuvieron que tomar nota de su presencia. La forma escrita sólo puede ser un resumen o una cantidad de muestras de las palabras orales originales, pero sin embargo, es un resumen de gran precisión, belleza y forma.
– LaSor, Hubbard y Bush, Panorama del Antiguo Testamento: Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo Testamento (Libros Desafío, 2004), 316.
A través de los siglos, el mensaje de Amós ha tenido un impacto en el pueblo de Dios. Las naciones de la actualidad necesitan escucharlo también. A pesar de que los hermanos de Judá estaban divididos, los israelitas del norte seguían siendo el pueblo de Dios. Sin embargo, vivían detrás de un infundado marco religioso, adorando ídolos y oprimiendo a los pobres. Amós, un pastor del reino del sur, valiente, fuerte y honrado, confrontó al pueblo con el pecado y le advirtió del juicio inminente.
– Biblia del diario vivir (Editorial Caribe, 2000), Amós.
Israel es un Estado que ha sufrido un colapso moral. La gente no siente ninguna preocupación. Los poderosos que tienen hermosas viviendas, buenos alimentos y abundancia de vino, son completamente indiferentes al clamor, a los gemidos, a la pobreza y a los derechos del pueblo. ¿Para qué ocuparse de estos problemas tan insignificantes? Ellos pueden hablar eruditamente del arte, el comercio, los negocios, el patriotismo, la religión y la política, pero ni el más pequeño interés se manifiesta o se expresa en lo concerniente a los problemas dolorosos, los peligros reales y las verdaderas llagas del pueblo. La pobreza, la embriaguez, el trabajo excesivo, la inanición, el despojo de los hogares y los crímenes incontables cada vez más crueles y sombríos, están fuera de toda consideración y examen atento y necesario. Ha sido cosa común de todos los tiempos, el que los afortunados en bienes materiales y de posición desahogada, piensen que son superiores a los desposeídos de fortuna y de baja condición social, los cuales han sido siempre objeto de inhumana explotación. No pensar en las tristezas, los infortunios y las calamidades de los demás, es una sutil tentación contra la que todo corazón humano debe contender eficazmente.
– Yates y Corona, Los profetas del Antiguo Testamento (Casa Bautista de Publicaciones, 2002), 76.
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3. Ocasión
- 3-Circunstancias: Aunque el reinado de Jeroboam II fue un periodo de prosperidad para Israel, también fue un periodo de corrupción política, moral y espiritual. Los pobres fueron oprimidos, se adoraban a dioses falsos y el culto verdadero se había vuelto en una práctica superficial.
- 3-Propósito: «Pronunciar el juicio de Dios sobre Israel (reino del norte) debido a la displicencia, la idolatría y la opresión contra los pobres.» (Biblia del diario vivir, Amós).
Reseñas
Era aquella una época de prosperidad para el reino. Bajo el cetro de Jeroboam, el comercio con otros países enriqueció al estado; Israel recobró el esplendor de los días de David, y por la fuerza de las armas (Am. 6.13) logró recuperar territorios que había perdido al oriente del Jordán (2 R 14.25).
Ciertamente, los éxitos militares y el incremento de la riqueza despertaron en el pueblo grandes entusiasmos; pero al propio tiempo fueron causa de que creciera la desigualdad entre los diversos estratos sociales. Los ricos aumentaron sus riquezas, en tanto que los pobres se hundían cada vez más en la miseria. El pueblo humilde sufría la opresión de los poderosos, una opresión agravada por la corrupción de los jueces y de los tribunales de justicia (Am. 2.6–7; 5.7–12). Incluso la vida religiosa se había corrompido. El culto se contagió de las prácticas paganas de otras gentes (Am. 5.26), y las ceremonias religiosas, externamente espléndidas, perdieron su autenticidad y su piedad sincera (Am. 5.21–23).
– Reina Valera Revisada (1995) (Sociedades Bíblicas Unidas, 1998), Am.
En la época de Amós la opresión de los pobres por los ricos era común (Am. 2:6s), como también una cruel indiferencia entre los pudientes para con la aflicción de los hambrientos (Am. 6:3–6). La justicia estaba del lado del mejor postor (Am. 2:6; 8:6). En épocas de sequía (Am. 4:7–9) los pobres sólo podían recurrir al prestamista (Am. 5:11s; 8:4–6), ante quien con frecuencia tenían que hipotecar su tierra y hasta su propia persona.
Naturalmente, las condiciones sociales en Samaria afectaron las costumbres religiosas. En lugar de abandonar la religión, la estaban pervirtiendo. … En los santuarios nacionales no se podía encontrar a Dios (Am. 5:4s), por cuanto no podía él aceptar el culto que se practicaba allí (Am. 5:21–23); el verdadero interés del pueblo estaba en otros dioses (8:14). Además, este rico ceremonial y los sacrificios costosos se ofrecían a expensas de los pobres (2:8; 5:11).
– J.D. Douglas, Nuevo diccionario Biblico: Primera Edicion (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1991).
El propósito inmediato del ministerio profético de Amós fue llamar a los líderes del Israel antiguo a arrepentirse y reformarse. Amós les advirtió que, si ellos no hacían caso de su llamado, la injusticia hacia los pobres y los débiles destruiría la nación. Dios no les permitiría continuar con su camino incorrecto e injusto. Arrepentimiento o castigo justo eran las únicas alternativas. No es casualidad que lo que siempre recordamos de Amós es su conmovedor llamado: «Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo» (Am. 5.24).
– Nuevo comentario ilustrado de la Biblia (Editorial Caribe, 2003), 1021.
Amós quiere dejar en claro que, muy por encima de la deficiente justicia humana está la divina, la cual debe ser norma y paradigma de la primera.
– Bernardino Vázquez, Estudios Bíblicos ELA: Dios es justo y fiel (Oseas – Habacuc) (Ediciones Las Américas, A. C., 1994), 41–42.
La preocupación principal de Amós consistía en exigir justicia, en el nombre del Señor, de parte del pueblo del Señor (Am. 5:24). La justicia era para Amós el atributo moral más importante de la naturaleza divina. Todo ultraje de la ley moral, ya sea que fuera perpetrado por las naciones paganas (Am. 1:3–2:3) o por Israel (Am. 2:4–16), era un ultraje a la naturaleza de Dios y constituía, por consiguiente, una provocación a la justicia divina. Si Yahvéh es justo, luego la injusticia, la deshonestidad, la inmoralidad, no pueden ser toleradas por él, y deben recibir una severa retribución de su parte.
…
Pero el juicio no constituía la última palabra de Amós para Samaria (Am. 5:4). En efecto, cierra con una promesa de que habría un día promisorio para ella (Am. 9:11–15).
– J.D. Douglas, Nuevo diccionario Bíblico (Sociedades Bíblicas Unidas, 1991).
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4. Características
- 4-Género: Profecía, Oráculo
- 4-Estilo: «Amós usa en profusión, la metáfora, el sarcasmo, la ironía, el paralelismo, el colorido imaginario, las frases elocuentes, las antítesis, cláusulas proporcionales y en muchos casos, se eleva sobre las alas de la más alta calidad poética.» (Yates y Corona, Los profetas del Antiguo Testamento, 64)
- 4-Guía literaria: Véase también La profecía como género literario.
Reseñas
La primera parte consta de la presentación de ocho querellas contra seis naciones vecinas y Judá e Israel, junto con el castigo que prometía Yahvéh. Cada una comienza con la fórmula, «Por tres pecados de … y por el cuarto, no revocaré su castigo» (Am. 1:3, 6, 9, etc.). Este es el famoso «patrón x, x + 1» que encontramos en el Antiguo Testamento y en otra literatura del Cercano Oriente; aquí probablemente indica que las naciones habían pecado lo «suficiente, y más que suficiente» como para merecer el juicio de Dios.
– LaSor, Hubbard y Bush, Panorama del Antiguo Testamento: Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo Testamento (Libros Desafío, 2004), 316–317.
Como se observó en la sección dedicada a la poesía hebrea (p. 310, Panorama del Antiguo Testamento), los elementos de los versos paralelos a menudo deben ser combinados para lograr el sentido completo. Lo mismo ocurre cuando se interpretan porciones paralelas más extensas. En este caso, Judá e Israel son partes componentes del gran Israel o el pueblo de Yahvéh. Los segundos elementos pueden ser tomados como suplementarios, y el pecado de Judá e Israel puede ser interpretado como el rechazo de la ley de Yahvéh, que se manifiesta concretamente en vender al justo por plata, a los necesitados por un par de sandalias y en otros crímenes mencionados.
– LaSor, Hubbard y Bush, Panorama del Antiguo Testamento: Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo Testamento (Libros Desafío, 2004), 317.
Amós denuncia primero a los pueblos vecinos, luego a los judíos, y entonces a Israel (desde el cap. tres hasta el fin) y termina con la promesa de restauración bajo el Mesías (Am. 9:11–15). Su estilo lo consideró Jerónimo como revelador de su origen humilde; pero aunque no es sublime, es regular, claro y enérgico; sus imágenes se sacan de las escenas de la naturaleza, con la cual Amós estaba familiarizado; sus ritmos son fluyentes; sus paralelismos exactos, y sus descripciones, minuciosas y gráficas.
– Jamieson, Fausset y Brown, Comentario exegético y explicativo de la Biblia – tomo 1: El Antiguo Testamento (Casa Bautista de Publicaciones, 2003), 882.
Unos pocos ejemplos sobresalientes, citados del escrito de Amós, nos mostrarán la forma en que él actuó frente a las multitudes de Bethel. Era un día de fiesta religiosa. Una incontable multitud se había congregado para la gran celebración de uno de los días más solemnes de Sión. Parece que Amós no tenía deseos de predicar un sermón directo e inmediato que produjera una reacción violenta y contraproducente. Este sabio predicador de los desiertos, se colocó en el lugar y ocasión más convenientes. Empezando por pronunciar juicios contra Damasco, capital de Siria, ganó inmediatamente la atención de sus oyentes, a la par que sus simpatías. ¡Cómo eran aborrecibles para Israel, los hijos de Damasco! Rápidamente abordó Amós el problema antiquísimo de la lucha de los aguerridos y odiados filisteos, opresores de Israel. En rápida sucesión, pronuncia juicios de ruina contra Fenicia, Edom, Amón y Moab, para tornarse también contra la tierra de Judá. ¡Qué predicador tan maravilloso era este a ojos del pueblo! La muchedumbre debió haber estado frenética y haber seguido cuidadosamente el mensaje del profeta, palabra por palabra. El psicólogo más destacado de nuestros días, quizás no hubiera superado al profeta en el clásico principio de su peroración.
Evidentemente, era un consumado maestro en su ocupación de predicar. Estamos seguros de que no se trataba meramente de una improvisación ni de una triquiñuela de orador vulgar. Fue el de Amós, un verdadero mensaje contra los pecadores de las naciones, pero debemos reconocer la perspicacia del profeta en el modo admirable de pronunciar sus denuncias a Israel.
– Yates y Corona, Los profetas del Antiguo Testamento (Casa Bautista de Publicaciones, 2002), 63–64.
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5. Contenido
- 5-Temas: Juicio, esperanza, justicia, sociedad, religión, adoración verdadera, profecía
- 5-Doctrinas: El Dios creador, único y soberano, es juez de toda la tierra
Reseñas
Amós se dirige a dos pecados primordiales de Israel: 1) una ausencia de adoración verdadera, y 2) una falta de justicia.
– John MacArthur, Biblia de Estudio MacArthur (Thomas Nelson, 1997), Am.
En Amós, Dios se presenta como juez soberano y justo que llama a cuentas a muchas naciones, incluyendo a Israel y Judá, y las somete a juicio. Terminado éste, al final del libro se expone la promesa de una gloriosa restauración del reino davídico, incluyendo a los gentiles.
– Bernardino Vázquez, Estudios Bíblicos ELA: Dios es justo y fiel (Oseas – Habacuc) (Ediciones Las Américas, A. C., 1994), 7.
La apasionada preocupación de Dios por la justicia es el tema principal del libro de Amós. Para Dios la justicia no es un asunto abstracto. Por el contrario, la justicia es relacional: promueve buenas relaciones entre las personas y entre grupos de personas.
– Nuevo comentario ilustrado de la Biblia (Editorial Caribe, 2003), 1021.
El concepto que Amós tenía de Dios es fundamental para entender su mensaje a Samaria. El Señor es el creador del mundo (Am. 4:13), pero sigue estando activamente presente como su Sustentador. Es él quien hace que se sucedan el día y la noche, y el que controla las olas del mar (Am. 5:8; 9:6). Él resuelve si ha de prevalecer el hambre (Am. 4:6–11) o la abundancia (Am. 9:13). … El Señor controla también los destinos de las naciones. Refrena tal nación (Am. 1:5), levanta tal otra (Am. 6:14), rebaja la de más allá (Am. 2:9). También controla la distribución de las mismas (Am. 9:7). Es por lo tanto el Juez de ellas (Am. 1:3–2:3) cuando transgreden sus leyes morales.
– J.D. Douglas, Nuevo diccionario Bíblico (Sociedades Bíblicas Unidas, 1991).
Este documento de los más significativos del período profético del Antiguo Testamento, es de un inmenso valor para el estudiante de la Biblia. Siendo uno de los documentos más antiguos del siglo octavo, contiene material de valor inmenso, que arroja luz sobre las condiciones históricas de aquella época.
Nos describe con vívidos colores y claridad meridiana, las condiciones de la sociedad israelita en esta mitad del siglo VIII. El estudiante diligente de este libro, puede hallar con el más completo colorido, expuestas en minuciosas pinceladas las condiciones sociales de la nación hebrea. Amós señala los prejuicios, el optimismo jactancioso, el crecimiento del poder y el peligroso aumento de la riqueza; el sentido de una falsa seguridad, las actitudes altaneras, el aumento de la ociocidad y del lujo; la corrupción gubernamental, la codicia femenina, el soborno y el cohecho; la inmoralidad, la profunda pobreza y el sufrimiento de la mayoría del pueblo.
– Yates y Corona, Los profetas del Antiguo Testamento (Casa Bautista de Publicaciones, 2002), 66–67.
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6. Desarrollo
- 6-Argumento: La profecía de Amós comienza con las proclamaciones de los juicios venideros de Dios sobre las naciones alrededor de Israel, pero de pronto la mirada se centra sobre los judíos en general, terminando con un extenso desarrollo de la proclamación de la eminente justicia de Dios sobre Israel.
- 6-Estructura: «La profecía escrita puede ser dividida en tres partes: el rugido del león (1:1–3:8); la acusación de Yahvéh contra Israel (3:9–6:14); y el juicio de Yahvéh (7:1–9:15).» (LaSor, Hubbard y Bush, Panorama del Antiguo Testamento, 316)
- 6-Análisis: Véase también Bosquejos analíticos de Amós.
Reseñas
Comienza el libro de Amós con el anuncio del castigo que van a sufrir las naciones y ciudades vecinas a Israel a causa de la crueldad de su conducta en la guerra. Damasco, Bet-edén, Gaza, Asdod y otros lugares son mencionados en una serie de oráculos que preceden al de la condenación a que también Judá e Israel se han hecho acreedoras (1.3–2.16)…. El mensaje central de Amós representa así una dura crítica contra la sociedad israelita de la época….
La última parte del libro (7.1–9.10) contiene una serie de visiones que profetizan la imposibilidad de escapar al juicio de Dios, al castigo inminente que ha de sobrevenir a pesar de las insistentes súplicas de Amós (Am. 7.2, 5). Pero si bien tales juicio y castigo son ineludibles, también es cierto que Dios no quiere destruir a Israel, sino reconstruirlo y restaurarlo, para que siga siendo, ya en libertad, el pueblo de su elección (Am. 9.11–15).
– Reina Valera Revisada (1995) (Sociedades Bíblicas Unidas, 1998), Am.
[Amós] se divide en cuatro partes.
- 1:1–2:16. Luego de una introducción sencilla (Am. 1:1s), en la que Amós dice quién es, cuándo profetizó, y el origen de su autoridad para predicar, anuncia juicio sobre los pueblos vecinos (1:3–2:3), sobre su Judá nativa, y sobre Samaria (Am. 2:4–16). El juicio cae sobre las naciones gentiles por ofensas contra la humanidad, por violaciones de esas normas dictadas por la conciencia que hacen que los hombres sean seres humanos; Judá e Israel son juzgadas por dar las espaldas a la revelación divina (Am. 2:4, 11–12), con el consiguiente colapso moral y social.
- 3:1–6:14. La serie de discursos en esta sección se presenta con una fórmula claramente definida en cada caso (Am. 3:1; 4:1; 5:1; 6:1). Aquí se pone el acento en los privilegios de Samaria, pero la pecaminosidad de la nación ha transformado el privilegio en la base sobre la cual se apoya Amós para elaborar su doctrina del juicio. El privilegio envuelve al pueblo de Dios en el castigo, y de allí la insistencia de Amós en que la posición no salva (Am. 3:1–2) y que el “día de Yahvéh” traerá tinieblas y no la luz que tan confiadamente esperaban (Am. 5:16–20).
- 7:1–9:10. Una serie de cinco visiones de juicio, en cada una de las cuales el juicio se da a conocer bajo un símbolo: langostas (Am. 7:1–3), fuego (Am. 7:4–6), una plomada (Am. 7:7–9), fruta de verano (Am. 8:1–14), y la destrucción de un santuario (Am. 9:1–10). En Amós 7:10–17 Amós muestra las credenciales que lo acreditan para dirigirse al pueblo de Dios de este modo.
- 9:11–15. Un epílogo que describe la restauración del reino davídico.
– J.D. Douglas, Nuevo diccionario Bíblico (Miami: Sociedades Bíblicas Unidas, 1991).
[/tab] [tab title=»Consejos para el lector»]
Consejos para la lectura y la enseñanza de Amós
La mayor parte de Amós consiste en sátira. No podemos entender o enseñar el libro bien sin aplicar el patrón analítico provisto por el género satírico, y lo más importante de todo es identificar los objetos atacados.
El libro está repleto de referencias específicas a situaciones en la sociedad del autor. Para que estas situaciones tengan relevancia hoy en día, debemos construir puentes entre el mundo de Amós y lo que vemos ocurriendo en nuestro propio entorno.
El propósito del autor al destapar el vicio es conducirnos a una reforma de nuestras vidas. Busca las pistas que el libro nos ofrece sobre cómo vivir una vida recta.
– Traducido por exegetica.net de Ryken’s Bible Handbook, Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2005, p. 359.
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*Salvo cuando se trate de material traducido por exegetica.net y en aquellos casos expresamente mencionados, todos los recursos citados están disponibles en formato digital Logos y normalmente se pueden conseguir en colecciones a precios reducidos en logos.com/es.