Panorámica 2. Evitar sermones malformados (texto)
Nuestra misión en exegetica.net consiste en «Apoyar la eficiente preparación de predicaciones dinámicas que son máximamente fieles a las Escrituras.» De ahí que enfaticemos las 3 disciplinas esenciales de toda predicación o enseñanza bíblica buena.
- Hay que descubrir el sentido original del texto bíblico. Exégesis.
- Hay que interpretarlo para nuestros tiempos y contexto. Hermenéutica.
- Hay que comunicarlo de una forma eficaz a la gente que tenemos sentada delante. Homilética.
Siempre que te esfuerces en estos tres terrenos con esmero e integridad (evidentemente, dentro de los parámetros de tiempo que Dios te concede), puedes estar razonablemente tranquilo de estar expresando el pensar de Dios. Puede que cubras estas tres cuestiones en 10 pasos, o 13 o 29 o 4, pero debes cubrir las tres o tu preparación tendrá carencias. Pero pensemos sobre esta última afirmación unos momentos. ¿Qué pasa si no realizas las 3 disciplinas de manera adecuada? Creo que verás sermones mal formados de maneras bastante características.
- Si sólo llevas el fruto de la Disciplina 1 al púlpito, puede que compartas tus descubrimientos, pero no estarás realmente predicando. Tendrás información. Sabrás cuándo se escribió el original, en qué circunstancias, a quiénes iba dirigido, etc. Sin embargo, esto no significa que automáticamente sepas qué tiene que ver con las personas que tendrás delante el domingo. Además, sin pensar en cómo has de presentarlo, puede que toda la información sea correcta pero que la gente se duerma al escucharlo porque no ven ninguna relación evidente con la vida que a ellos les toca vivir.
- Si sólo desarrollas lo correspondiente a la Disciplina 2, te expones al peligro de cometer «eiségesis,» es decir, introducir al texto un significado que no está realmente ahí. Lo más probable es que acabes predicando un mero reflejo de ti mismo o del sistema teológico que has adquirido con el paso de los años. Me temo que gran parte de la predicación estudiada que hay, hoy en día, comienza aquí. Sé que yo también me he encontrado haciendo esto con cierta frecuencia: presumiendo saber más sobre un texto particular de lo que realmente sé. ¡Esta no es una buena manera de proceder!
- Si sólo enfocas la Disciplina 3, lo más probable es que prediques o enseñes espuma. Mi impresión es que demasiado de lo que se predica y publica hoy en día ha sido trabajado de esa manera. Se escogen un par de palabras clave del texto, luego se dice lo que viene a la cabeza, haciendo referencia a esas palabras clave un par de veces, para que parezca un estudio legítimo. Pero existe una diferencia enorme entre realmente decir lo que dice el texto, y decir lo que uno quiere con alguna referencia al texto.
Y si se puede pecar con una disciplina, también con dos. Es decir, también sería interesante pensar sobre las malformaciones expositivas que se darían combinando 2 de las 3 disciplinas.
- Exégesis y Hermenéutica sin Homilética.
- Exégesis y Homilética sin Hermenéutica.
- Hermenéutica y Homilética sin Exégesis.
Me da la impresión de que la criatura del primer emparejamiento sería una clase magistral con destellos de brillantez que impresionan al oyente sin que le llegue a tocar el corazón. El retoño de la segunda combinación sonaría a una predicación estupenda … para el primer siglo. El engendro de la tercera unión probablemente sea lo que aparece en el típico púlpito liberal. Muy bonito. Muy actual. Muy carente de la voz de Dios. Cada una de las tres disciplinas es esencial. Trabájalas como mejor te parezca, pero trabaja cada una de ellas lo mejor que puedes en el tiempo que Dios te concede. Haciendo eso podrás ofrecer a tus oyentes la autoridad del original en cada predicación.