Esencia de la tarea
Convertir el bosquejo exegético en un primer bosquejo homilético que retenga la esencia del mensaje original a la vez que lo presenta de una manera contextualizada que consigue los propósitos establecidos.
Descripción detallada
Habiendo establecido el propósito del sermón en la tarea anterior, ya tenemos todos los componentes necesarios para comenzar a dar estructura a nuestra predicación. Por consiguiente, en esta tarea queremos comenzar a plasmar, de manera preliminar, todos los puntos principales que van a formar el esqueleto de nuestro sermón.
Afortunadamente, ya contamos con varios trabajos hechos que nos ayudarán mucho en esto. Ya tenemos una idea exegética y homilética. Ya tenemos un bosquejo exegético. Ya tenemos interpretaciones aplicadas de cada afirmación importante en el texto. Con todo esto en la mano, necesitamos redactar la estructura básica de nuestro sermón pensando en la mejor manera de hacerlo para que consiga el propósito o los propósitos marcados en la tarea anterior.
Para hacer
En cierto sentido, la tarea a realizar es sumamente simple, aunque no sencilla.
Simple, debido a que en esencia solo se trata de «traducir» el bosquejo exegético para una audiencia contemporánea, en función de todo lo concluido a nivel de «interpretación» y «propósito» en las tareas anteriores. Por lo tanto, es enteramente posible fijarse sobre el bosquejo exegético que has redactado y de manera más o menos intuitiva «sacar» un bosquejo homilético que «diga lo mismo» de forma contextualizada y «predicable».
Sin embargo, cualquiera que tenga experiencia en esta clase de actividad sabe que con frecuencia no resulta tan fácil. De ahí que agrego el matiz de que no sea sencillo. Para todas aquellas ocasiones en las que hay que implicarse de manera más deliberada en esta «traducción», posiblemente pensar en partes y en algunos de los elementos interpretativos que ya tenemos a mano puede resultar de mucha ayuda.
En concreto, se trata de aplicar lo concluido el jueves (significado) a las conclusiones del miércoles (estructura) para conseguir los propósitos establecidos (tarea 1, viernes). A nivel conceptual, el trabajo del jueves representa una especie de embudo: estructura textual > interpretación < estructura sermónica. O, en la terminología que venimos usando: estructura > significado < bosquejo = miércoles > jueves < viernes.
Retomando el trabajo concreto que necesitamos hacer, o que ocurre intuitivamente, si analizamos el proceso en tres pasos, podríamos trazarlo de esta manera: 1 > 2< 3. Detallado, estos pasos podrían describirse como a continuación…
- Retomar la idea exegética junto con el bosquejo exegético.
- Analizar estos en función de la idea homilética y las interpretaciones aplicadas…
- Redactar un bosquejo homilético que transmita el mismo mensaje que el original, pero a una audiencia contemporánea con el fin de conseguir los propósitos establecidos.
Algunos días este proceso resultará más fácil; otros días menos. Pero no queda más remedio que realizar la labor. Así que dedica unos minutos a trabajar con tu pasaje los puntos descritos arriba. En un primer intento no es imprescindible alcanzar algo pulido y definitivo. Todavía pensarás más en ello al seguir desarrollando el bosquejo. Todavía le aplicarás a tu primer borrador criterios adicionales. Pero conseguir un primer borrador «interpretado» del mensaje original resultará ser un logro considerable en el desarrollo definitivo del sermón.
A tener en cuenta
Por si no resulta evidente, la razón por la que hablo de un «primer» bosquejo homilético es porque posiblemente modifiquemos este bosquejo en función de las ideas que presentaré para la tarea 3 y definitivamente ampliaremos y perfeccionaremos este bosquejo en función de las tareas 4 y 5. En todo caso, como sabe cualquiera que haya predicado más de una vez, ¡ningún bosquejo resulta ser «definitivo del todo» hasta que se esté predicando! Siempre puede sufrir mejoras en cualquier momento de la preparación.