Esencia de la tarea
Agregar un segundo o tercer nivel de detalle al bosquejo que comience a recoger el estudio más detallado que has hecho hasta aquí con material de apoyo que explique, demuestre, aplique o amplíe cada punto.
Descripción detallada
De aquí en adelante, todo lo que haremos para completar el sermón (de una manera u otra) es rellenar. Ya tenemos el esqueleto definitivo de nuestro bosquejo. Ahora toca ampliar contenido.
Sin embargo, al ampliar contenido, es importante hacerlo con cierta estrategia. Debemos incorporar aquello a lo que nos obliga el texto bíblico (todo aquello que hemos estudiado) y hacerlo de manera que avance el argumento de la idea principal (idea homilética) del sermón y consiga los propósitos establecidos.
Para esto, un buen procesador de textos, como Microsoft Word, que tiene unas prestaciones magníficas para el desarrollo de bosquejos nos puede ser de suma utilidad. A medida que vamos ampliando contenido, nos permite visualizar con mayor facilidad si nuestros puntos de segundo nivel son de una importancia parecida. Lo mismo ocurre con nuestros puntos del tercer nivel. De esta manera también nos ayuda a escudriñar la lógica del argumento de cada sección del bosquejo.
Para hacer
El relleno de segundo y tercer nivel del bosquejo evidentemente lo sacaremos de las notas que hemos ido recopilando al realizar nuestro estudio exegético del pasaje. Es todo lo que preparamos que sea importante incluir de…
- Preparación previa
- Contexto
- Contenido
- Estructura
Sobre todo, debemos incluir cualquier material que, en su momento, específicamente preparamos para su inclusión en el bosquejo. Material como nuestros resúmenes introductorios y contextuales, las descripciones didácticas, las interpretaciones aplicadas. Es ir recogiendo, de nuestro trabajo previo, todo lo que hay que incorporar que sea de relevancia para apoyar el argumento que hemos trazado con nuestro bosquejo.
Si ayuda, también se puede pensar sobre esta tarea en dos pasos.
Paso A: Determinar lo que hay que incluir.
Debes ir, punto por punto en tu bosquejo, preguntando qué contenido hay que incluir para rellenar ese punto adecuadamente. Lo más probable es que tengas a mano, de tu estudio exegético y hermenéutico anterior, contenidos listos para insertar.
Si no está tan claro qué incluir precisamente de todo aquello, posiblemente las siguientes preguntas presten algo de claridad al asunto. Como verás, es una nueva aplicación de las preguntas de desarrollo que vimos en la tarea 2 del jueves.
- ¿Qué hace falta hacer aquí en este punto?
- ¿Hace falta reafirmar algo? ¿Qué?
- ¿Hay que definir o explicar algo? ¿Qué?
- ¿Hay que probar o defender algo? ¿Qué?
- ¿Hay que aplicar algo? ¿Qué?
- ¿Con qué clase de material procuraré hacerlo?
- ¿Tengo material exegético para incluir?
- ¿Debo incorporar una interpretación?
- ¿Debería conseguir información objetiva adicional sobre algo?
- ¿Debería introducir una cita?
- ¿Debería narrar algo?
- ¿Debería poner alguna ilustración?
- ¿Vendría bien un chiste?
Paso B: Introducir lo que hay que incluir o una nota sobre ello.
Una vez que tengas claro lo que tienes que incluir, debes incorporarlo al bosquejo. Esto puede tomar varias formas.
- Ampliación del bosquejo. Puede ser un subpunto de segundo, tercer o cuarto nivel que desarrollarás más en breve o, en caso de redactar un manuscrito, que desarrollarás de forma completa el sábado.
- Contenido ya preparado. Si se trata de algún contenido que ya tienes preparado, como uno de los resúmenes preparados en días anteriores, puedes incluirlo entero, directamente.
- Una nota sobre algo que ya tienes. Si sabes que tienes un contenido pero no lo quieres incorporar por completo en este momento, agrega una nota al respecto en el sitio correspondiente (p. ej. “Aquí pondré la cita de Sanjaime, p. 76”).
- Una nota sobre algo que todavía falta investigar. Si ves que todavía falta estudio adicional sobre un punto en particular, deja una nota en ese punto del bosquejo que te lo recuerde. Luego, cuando encuentres el momento adecuado, ponte a investigar esa cuestión e introdúcela una vez que la hayas estudiado. (Probablemente esa será una de las tareas que vendrán a continuación.)
Al finalizar esta tarea, lo que quieres es haber pasado de un bosquejo mínimo a uno ampliado. Probablemente pases de un bosquejo de una página a un bosquejo de 3-4 páginas.
Lo importante es que mientras que el bosquejo que tienes al finalizar las tareas 2 o 3 te da una idea clara del rumbo general del sermón, el bosquejo que tienes al finalizar la tarea 4 será uno que – si fuese necesario – podrías usar para predicar de manera extemporánea, porque todas las ideas están ya representadas, aunque no desarrolladas del todo, todavía.
A tener en cuenta
Puede ser importante no pasarse en el nivel de redacción que uno realiza en este momento. Las razones principales para no escribir demasiado – repito, ¡en este momento! – son dos. Estos dos van en un mismo sentido.
- Para no perder nada importante de vista. Has realizado mucho estudio en los días anteriores. Tienes mucho material. Por consiguiente, debes hacer un esfuerzo por asegurarte de que todo ese trabajo tenga una representación equilibrada en tu sermón. La manera más certera de garantizar que eso ocurra es no ampliando con demasiado detalle ningún punto específico hasta que todos los puntos hayan recibido un desarrollo preliminar – a nivel de bosquejo.
- Para no escribir demasiado sobre un único punto. En un momento de «inspiración» es posible escribir, escribir y escribir, solo para darte cuenta, más tarde, que no has dejado tiempo suficiente para desarrollar otros puntos igualmente importantes del pasaje. Si eso ocurre, acabas perdiendo tiempo valioso quitando contenido que ya redactaste.
Con todo, hay ciertos momentos en los que uno se siente «inspirado» y puede ser prudente captar «de cabo a rabo» todo lo que esa inspiración brinde. Hay que usar el buen juicio, y con el tiempo uno aprende a saber cuándo se puede dejar llevar por un arrebato de inspiración y cuando no.