¡Enhorabuena! Si has completado las tareas descritas en los artículos anteriores habrás hecho mucho por presentar con efectividad el mensaje que Dios te ha dado de su Palabra. Habrás cumplido con tu objetivo principal y alcanzado la meta, no sólo del domingo, ¡sino de todo este proceso de preparación!
- Objetivo: ¡Predicar el mensaje con toda la autoridad natural del texto bíblico!
- Meta: Llegar al púlpito enteramente preparado y relajado, pero con la intensidad que le corresponde a alguien que trae un mensaje de Dios y quiere ver a las personas tocadas por ese mensaje.
Ideas Adicionales
Incorporar la predicación en un marco de discipulado más amplio.
- El proceso que hemos desarrollado en estos artículos y tutoriales necesariamente se ha enfocado en el estudio riguroso del pasaje bíblico a predicar, junto con la presentación del mensaje para una audiencia contemporánea. Lo que todos bien sabemos, sin embargo, es que la exposición de la Palabra sólo es parte del ministerio que realizamos con las personas. Es una parte sumamente importante porque, sin un buen fundamento bíblico, lo demás puede edificarse sobre cimientos problemáticos y tambalearse con facilidad.
- Por lo tanto, animo a que cada pastor piense en maneras de integrar, lo mejor posible, la exposición de la Palabra con el discipulado general de las personas de su congregación. Podría valer la pena dedicar un par de horas a pensar sobre cómo integrar la exposición bíblica con el crecimiento espiritual completo de las personas. Enumero unas ideas a continuación que pueden servir como punto de arranque para esta clase de reflexión y planificación
- Dar opción al finalizar la predicación de que las personas respondan de alguna manera privada o pública.
- Animar a que puedan orar posteriormente con el pastor o alguno de los ancianos, si lo desean.
- Preparar guías que animen a las personas al estudio personal del pasaje, bien sea (1) como estudio previo en preparación para el domingo, (2) como notas que pueden tomar durante la predicación, o (3) como hoja de reflexión personal en respuesta a la predicación.
- También se pueden preparar guías de estudio para grupos pequeños que complementen la predicación. Estas pueden ser más específicas, interactuando expresamente con lo predicado por el pastor o pueden ser más generales, animando al estudio inductivo del mismo pasaje bíblico o uno relacionado.
- ¿Existe un programa de discipulado personal en la iglesia?
- ¿Se promocionan (dentro o fuera de la iglesia) oportunidades para asistir a clases formales o informales sobre temas bíblicos, teológicos o ministeriales? Hoy en día existen muchas opciones que incluso se pueden realizar a distancia por internet o en el mismo software bíblico de Logos. (Dos opciones de este tipo serían el de la EET, la Escuela Evangélica de Teología de la FIEIDE con la que yo he estado vinculado estos años o el programa FLET, que ahora viene incorporado en Logos.)
- ¿Qué opciones de servicio y misión existen para los miembros de la congregación? Un desarrollo personal sano requiere no sólo la alimentación, sino también el ejercicio.
Periódicamente evaluar tus predicaciones.
- Predicar bien requiere mucha implicación personal. Por eso, muchas veces nos sentimos emocionalmente muy identificados con nuestro sermón y su contenido. Y ¡muy a la defensiva si alguien nos critica! Pero la crítica constructiva nos viene muy bien (Proverbios 9:9). Sobre todo en momentos de mucho aprendizaje.
- Por consiguiente, de tanto en tanto viene bien aprovechar una predicación para ver si hay áreas a mejorar. De hecho, hay varias maneras diferentes de realizar evaluaciones sobre tu forma de predicar.
- Evaluaciones propias.
- Por ejemplo, puedes hacer una vídeo grabación. Consigue la colaboración de alguien para esto. Que tenga todo montado y listo para grabar antes del momento de la predicación.
- Si no dispones de la opción de vídeo, puedes hacer una grabación en audio. Sin embargo, sería mejor vídeo porque sacarás mayor provecho de la experiencia, si puedes también evaluar aspectos visuales, como los gestos y cualquier otra comunicación no verbal.
- Luego, cuando tengas un buen momento para ello, siéntate con tranquilidad y realiza una autoevaluación siguiendo la grabación. Anota posibles puntos a mejorar en el futuro.
- Evaluaciones de otros.
- Antes de predicar, pide la ayuda de dos personas de confianza de tu iglesia que tengan un criterio objetivo.
- Pásales a cada uno una copia de un documento para la evaluación de sermones y pídeles que lo rellenen y te lo den después del culto. (Si no dispones de un formulario de este tipo, puedes descargar uno aquí: Evaluación del sermón.
- Cuando lo hayan rellenado, repasa lo que hayan puesto para ver qué aspectos del sermón o de tu forma de predicar merecerían reflexión y posible futuro trabajo.
- Imagina que cada mes realizaras una evaluación de este tipo, y como resultado fueras capaz de mejorar cada mes en un aspecto más. A lo largo de 2 o 3 años, esto podría representar tener un gran impacto sobre tu ministerio de la Palabra.
Diagnosticar la salud de la iglesia.
- A riesgo de ser mal entendido, creo que a veces caemos en el error de pensar de que si sólo predicamos la palabra no adulterada y la predicamos con claridad y poder, la congregación deberá – automáticamente – crecer y gozar de salud en todos los ámbitos. Dudo que la realidad sea tan sencilla. Además, uno de los peligros de esta idea es que nos ponemos, como predicadores, bajo mucha presión. Pensamos que sólo por esforzarnos lo suficiente en el estudio y el púlpito, el Señor debe bendecir. Probablemente una opinión más equilibrada sería que es poco probable que el Señor bendiga si no nos esforzamos en el estudio y el púlpito, pero hay otros factores y ministerios que también son importantes para la salud global de la congregación.
- De hecho, durante unos ocho años participé como Socio Nacional en España para un ministerio que se conoce como el Desarrollo Natural de la Iglesia, y puedo dar constancia, hasta con datos estadísticos, de que hay muchos factores que influyen en la salud global de la iglesia. Curiosamente, las personas hasta pueden pensar que las predicaciones son peores de lo que son si las cosas no marchan bien en el resto de la vida congregacional. Incluso, hasta he tenido la experiencia personal de que una misma predicación me salió mejor y tuvo mayor impacto en una iglesia saludable que en otra que no gozaba de buena salud. ¿Cómo puede ser eso? Pues, como botón de muestra, imagina que existen rencores entre los miembros, o que a la gente no le «gustan» los cultos… Cuando subes al púlpito no te espera una audiencia tan receptiva como puede ser el caso en una iglesia sana. ¡Hasta se reirán menos de tus chistes!
- Habría mucho más que se podría decir sobre este punto, pero lo que quiero transmitir con todo esto es simplemente lo siguiente. Una predicación sana y dinámica es de vital importancia para la salud de una iglesia. Sin embargo, no es lo único que importa. Por consiguiente, animaría a cada congregación no sólo a velar por la integridad de su ministerio de la Palabra, sino también a estudiar todo lo que tiene que ver con su salud y ministerio. Posiblemente, le vendría bien un diagnóstico como los que realiza el Desarrollo Natural de la Iglesia.
Descarga: 7. Guía Rápida: Domingo – Sermón