Objetivo del día
Determinar el propósito del sermón y desarrollar los puntos principales de un bosquejo que transmita el pensamiento original.
Meta a alcanzar
Tener escrito el propósito del sermón, junto con un borrador del bosquejo homilético.
Con las tareas del viernes, por fin (!) comenzamos a construir el sermón propiamente dicho. Puede parecer que esto llega demasiado tarde en el transcurso de la semana, pero el asunto es que no llegamos a este punto del proceso con las manos vacías. Tenemos mucho con qué trabajar, que no sólo nos ayudará a hacerlo mejor, sino más rápido también. Quizás una metáfora del entorno de la construcción nos sea útil.
Para edificar un edificio sólido, funcional y atractivo, hace falta mucho trabajo de diversos tipos.
- Hay que estudiar los terrenos disponibles, para asegurarnos en cuanto a temas como las características del suelo, las normas urbanísticas vigentes, la clase de acceso que tendrá (tanto de transporte público como privado), que el edificio a construir gozará de una situación que le permita no sólo una construcción estable, sino también poder cumplir con su razón de ser de manera adecuada. Esto requiere mucha preparación previa.
- Luego, hace falta trazar los planos arquitectónicos. ¿De cuántas plantas será el edificio? ¿Cuántos metros cuadrados ocupará sobre el suelo? ¿Hasta qué profundidad hará falta poner los cimientos? Después, habrá que conseguir los permisos necesarios para la construcción, comprar y transportar los materiales, y reclutar obreros.
- Cuando todos los preparativos se hayan completado, toca aplicarlo al terreno. Hace falta escavar y poner los cimientos. Esto implica empezar a interpretar – sobre el terreno – lo que se trazó en el despacho. Sin embargo, todavía no hay nada que sobresalga por encima del nivel del suelo. Si el proyecto se cancelara en este momento, y se tapara todo con tierra, nadie que paseara por la calle unas semanas más tarde tendría por qué saber, siquiera, que sobre ese solar ya se ha invertido muchísimo tiempo y dinero.
- Pero el proyecto no se cancela y por fin (!) llega el momento de construir algo que se pueda apreciar por encima del nivel del suelo. Sólo ahora, después de un proceso sumamente largo, se puede empezar a apreciar la estructura del edificio y, luego, su acabado. A nadie le parecería lógico quejarse de que el proceso hasta aquí ha sido innecesario o demasiado largo. ¡Todo lo contrario! Sería absurdo intentar levantar un edificio sin todo el trabajo anterior.
De la misma manera, todo nuestro estudio previo del libro, nuestra exégesis detallada del pasaje y posterior interpretación de su significado, ha hecho posible que nuestro trabajo netamente homilético se pueda realizar con integridad. Es verdad que hay veces que nos vemos tentados a simplemente empezar a perfilar un bosquejo o escribir un manuscrito. Pero cada vez que nos vemos ante esa tentación debemos reconocerla por lo que es: un engaño que pretende convencernos de que podemos levantar un edificio sin haber estudiado el terreno, desarrollado un plano arquitectónico o puesto cimientos.
Pero al igual que ocurre con una construcción bien hecha, a estas alturas del proyecto, contamos con unos recursos que nos ayudarán muchísimo a sacar una estructura y acabado de impecable solidez y armonía.
- Ya tenemos claro el propósito del libro junto con la aportación que nuestro pasaje hace a sus líneas maestras.
- Ya tenemos en mano definiciones didácticas de las palabras y los conceptos más importantes.
- Ya tenemos esbozado un diagrama exegético del pasaje e identificado sus bloques de pensamiento principales.
- Ya sabemos lo que son las ideas exegéticas y homiléticas del pasaje.
- Ya sabemos cuántos y cuáles son los puntos principales del pasaje.
- Ya hemos determinado la interpretación contemporánea aplicada de esos puntos principales.
- Incluso, ya hemos identificado algunas maneras de ilustrar estos puntos principales.
¡Los materiales están todos sobre el terreno a estas alturas del proceso!
Así que nada debería desanimarnos, haciéndonos pensar que «todo está por escribir, todavía.» Al contrario, si hemos seguido el proceso, lo que nos toca ahora se parece más a un trabajo de ensamblaje, que otra cosa. Es juntar las piezas.
Tareas a realizar para desarrollar un bosquejo
Las tareas a realizar el «viernes» son las siguientes.
Como siempre…
- Tarea 0. Continuar con la lectura panorámica…
Luego, en cuanto al desarrollo del bosquejo homilético en sí…
- Tarea 1. Determinar el propósito que deberá conseguir el sermón a la luz de tu interpretación y aplicación del pasaje.
- Tarea 2. Convertir el bosquejo exegético en un primer bosquejo homilético.
- Tarea 3. Modificar el primer bosquejo homilético en función de los valores de una trama / guión homilético, si viene a cuento.
- Tarea 4. Agregar un segundo o tercer nivel de detalle al bosquejo que comience a recoger el estudio más detallado que has hecho hasta aquí.
- Tarea 5. Anotar las ilustraciones que se podrían aplicar a cada uno de los puntos interpretados.
Al finalizar nuestra descripción de estas tareas, agregaremos un breve artículo de repaso y control junto con algunas ideas adicionales que pueden ser de interés.
Descarga: 5. Guía Rápida: Viernes – Bosquejo