Esencia de la tarea
Habiendo tomado nota del campo semántico total de una palabra en la tarea anterior, uno pasa naturalmente a determinar cuál de esas posibilidades es la que mejor se corresponde al uso de la palabra en el pasaje que predicará. Consulta tus diccionarios y traducciones y escoge la que más sentido tiene.
Descripción detallada
Es evidente que el estudio de las palabras que configuran un pasaje bíblico es muy importante. Sin embargo, las advertencias del estudioso David Alan Black, en su libro Using New Testament Greek in Ministry, sobre esta clase de estudio merecen una reflexión detenida y una difusión amplia.
A pesar de que el análisis léxico sea importante, es una herramienta limitada, un siervo más que el soberano. Como profesor de griego, nunca me he preocupado demasiado por la habilidad de mis alumnos por hacer estudios de palabras; siempre me preocupa mucho más que no se queden solo en eso. Demasiada predicación en el Nuevo Testamento tiende a sufrir una rigidez en la traducción que ignora el contexto más amplio en el que se encuentran las palabras. (p. 75, traducción mía).
Son afirmaciones fuertes y acertadas. Black tiene más que decir sobre el asunto.
Con frecuencia considerado el ‘ábrete sésamo’ del sentido original de las Escrituras, el análisis léxico posiblemente sea más susceptible al abuso que cualquier otro método de interpretación (p. 74).
Resalto esto, porque creo firmemente que Black (junto con muchos otros eruditos que podríamos citar) acierta con afirmaciones de este tipo. El estudio de palabras bíblicas es muy importante. Pero exagerar su importancia es cometer el error de pensar ¡que los ladrillos son la casa! Desde luego que la casa requiere ladrillos (a no ser que sea una casa de madera), pero una casa no es la mera suma de ladrillos.
Así que hagamos los mejores estudios de palabras posibles, pero nunca perdamos de vista que son las oraciones, los párrafos y el libro entero los que contienen el pensamiento completo.
Para hacer
Estudiar las palabras puede ser de gran beneficio si tenemos claro que las estudiamos «encarnadas.» De ahí que comentemos estas advertencias aquí, porque es justo en esta tarea dónde los errores mencionados arriba pueden comenzar a generarse si no tenemos cuidado. Por el contrario, si emprendemos este estudio con una idea clara de que lo que procuramos descubrir no es «el significado de esta palabra», sino «el significado de esta palabra aquí» nuestro estudio puede ser de gran ayuda. Por si resulta de ayuda, exagerando un poco, podríamos imaginarnos que una palabra no significa nada hasta que no signifique algo en la oración de la que forma parte. Otra manera de entender este asunto sería pensar que una palabra aislada tiene 2, 5, 8 ó 14 significados. Una palabra en contexto solo tiene uno.
Con eso en mente, salimos en busca de ese significado contextual singular.
Volviendo a nuestros léxicos hemos de preguntar cuál de esos significados posibles que vimos en la tarea anterior es el más probable, en contexto. Para esa determinación contamos con varias ayudas.
- Conociendo nuestro pasaje relativamente bien debido a nuestro trabajo hasta aquí (sobre todo del «Lunes»), ¿cuál es la acepción más natural que se nos presenta en la lectura?
- En algunos casos (como el léxico griego de Tuggy), el lexicógrafo se ha esforzado por ofrecer una sugerencia sobre qué acepción corresponde ¡con cada uso concreto en el NT! Es decir, a no ser que se trate de una de esas palabras que aparece cientos o miles de veces en el NT, aparece la referencia bíblica para cada uso, bajo la acepción correspondiente. Todavía tendremos que sopesar la decisión del lexicógrafo, pero es una ayuda enorme, y probablemente acierte el 99% de las veces.
- En otros casos (como el léxico hebreo de Chavez), sólo vienen unos versículos de muestra. Si ese es el caso, entonces tendremos que ir a esos versículos para ver, en contexto, qué uso es más parecido al nuestro.
- Como veremos en el tutorial correspondiente, con el software bíblico tenemos opciones adicionales en este asunto sumamente interesantes. Ya no estamos limitados por lo extenso que pueda permitirse ser un libro impreso. De ahí que nos vengan indicados los usos específicos de todas las instancias específicas de una palabra. Una vez más hay que enfatizar que debemos sopesar lo que el software nos presenta, pero con casi toda seguridad acierta.
- Luego, algunos léxicos nos amplían la información con la que podemos tomar nuestras decisiones. Mientras que anteriormente muchos léxicos ¡incluidos los mejores! se limitaban a ofrecer «glosas» equivalentes, ahora empiezan a aparecer ediciones con verdaderas definiciones. Esto es un adelanto importante. (De este clase destacaríamos obras como las de Louw y Nida y BDAG, en inglés)
- Después hay otros tomos en los que los estudiosos en cuestión recorren parte del mismo camino en el que nos encontramos nosotros, y nos ofrecen comentarios y observaciones sobre usos en unos contextos y otros. Es decir, son más bien estudios de palabras bíblicas que diccionarios de palabras bíblicas. (De ahí que, por ejemplo, la conocida obra de Vine se titule Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento.)
- En un sentido parecido, pero orbitando en otra esfera, está el monumental Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (en 10 tomos) que está – por así decirlo – entre diccionario y enciclopedia. Contiene unos macro-artículos sobre las palabras del Nuevo Testamento. Afortunadamente, hay una versión reducida de esta epopeya que nos resalta lo más importante del trabajo anterior, pero en un sólo tomo: el Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento.
Finalmente comentar que tampoco debemos subestimar la importancia de considerar qué acepción de una palabra es la más probable directamente leyendo el texto.
- ¿Cómo lo ves tú mismo? Lee el texto y piensa. Prueba una acepción y luego otra. Algunas podrás descartar casi sin tener que pensarlo.
- Otra ayuda muy buena surge al comparar diferentes traducciones castellanas. Por un lado, ¿traducen todas igual o parecido? Sería una pista clara. Por otro lado, ¿existen diferencias? Aún así probablemente reduzcan las opciones a considerar.
Cuando hayas sopesado la información y hecho tu valoración, anota esa decisión en tu hoja de estudio.
Nuevamente, salvo en casos excepcionales, no dejes que esta tarea tome demasiado tiempo. Tienes más palabras para estudiar, así que no puedes detenerte demasiado tiempo en ninguna palabra en particular. Recuerda también que el significado es una labor de equipo. Todas las palabras de una oración y un párrafo ayudan a entender el significado de cada una. Luego también está la gramática y el contexto más amplio literario, histórico, cultural, etc. En definitiva, todas aquellas consideraciones que hemos venido trabajando y que seguiremos trabajaremos en adelante.
Todavía habrá unos controles adicionales, a nivel de palabra, con lo que hagas en las tareas 3, 4 y 5. Sin embargo, no debemos caer en el error de pensar que todo depende de la determinación que hagamos sobre el sentido de una sola palabra. Eso rara vez es el caso.
A tener en cuenta
Es muy bueno tomarse un tiempo para llegar a conocer a fondo las peculiaridades de los léxicos que acabas usando más. Todas tienen peculiaridades. Si sabes cuáles son y, qué impacto tienen, tu exégesis saldrá ganando. Por ejemplo…
- ¿Has leído la introducción al léxico? Allí se explicarán los parámetros con los que trabajó el lexicógrafo. Sería sumamente clarificador saber cuáles son esos parámetros.
- ¿Has leído una o más críticas responsables de la obra? Leer las valoraciones de un par de eruditos de confianza podría evitar que promovieras algún que otro defecto del diccionario en cuestión.
- Por ejemplo, y a pesar de que sea una de las máximas obras de referencia, el léxico enciclopédico de Kittel, ¡no participa de la inerrancia del Nuevo Testamenteo sobre el que versa! Cito dos breves críticas en este sentido.
- Los eruditos del NT de Trinity Evangelical Divinity School comentan, «A pesar de ser altamente estimada y muy provechosa, Kittel no se encuentra enteramente libre de deficiencias: el lector debe saber que los autores de los artículos individuales tienen ellos mismos compromisos teológicos que a veces influyen en su análisis de los datos léxicos. Además, debe tenerse en cuenta que un análisis histórico del uso de una palabra puede no representar de manera acertada el desarrollo del concepto más amplio con el que la palabra tiene que ver» (An Annotated Bibliography on the Bible and the Church, Editor: Douglas Moo, p. 38, 1986).
- Black, comenta, «Los estudiosos del Nuevo Testamento han llegado a darse cuenta dolorosamente en años recientes que incluso los análisis tan extensos contenidos en la obra de diez volúmenes, Diccionario teológico del Nuevo Testamento (Kittel) no siempre dan un completo y suficiente reconocimiento de la influencia de un contexto particular sobre el sentido de una palabra» (p. 74).
Sin restarle a Kittel su valor merecido, el exegeta responsable debe ser conocedor de perspectivas de este tipo y tenerlas muy en cuenta.
Para terminar, recomendaría la lectura pausada en dos campos.
- Algún buen artículo sobre el estudio de las palabras. Hay muchos, sobre todo si son más bien recientes y toman en cuenta los avances lingüísticos y retóricos de las últimas décadas. (Una buena primera introducción es el capítulo 6: «Lo que quieren decir las palabras» de Rob Haskell en su libro Hermenéutica.)
- Una guía completa que te ayude, paso a paso, a entender realmente y usar los mejores léxicos. (Por ejemplo, para quien se maneje adecuadamente con el inglés, no existe otro léxico que se pueda comparar con la tercera edición del A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature – también conocido por las siglas de los apellidos de los editories, BDAG. Para aprender a usar esta obra, la mejor orientación que conozco es el Apendice A: «Using BDAG» (Usar BDAG) de Rodney Decker en su Koine Greek Reader.)
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